Nueva Zelanda, recorriendo la isla sur: Christchurch y Akaroa.

Tomamos un vuelo de Air New Zealand para desplazarnos entre Auckland y Christchurch y hubo una sorpresa muy agradable y friki en este trayecto. Juzguen por ustedes mismos 🙂

En Christchurch nos alojamos en un sitio muy especial, Jailhouse Accommodation, que es un hostal-cárcel. El edificio data de 1874 sirvió como cárcel, prisión de mujeres y campamento militar. En 1999, el edificio fue clausurado porque la prisión de Christchurch fue inagurada en edificios más modernos y permaneció vacío hasta 2006. En dicho año, una pareja decidió comprar el edificio y rehabilitarlo como hostal para mochileros. Las celdas se rehabilitaron para dar cabida a habitaciones simples, dobles y compartidas. Dos de las celdas han permanecido intactas y en ellas se pueden ver dibujos y mensajes de los presos en las paredes. También hay expuestos objetos de la vida cotidiana de la prisión.

De Christchurch qué puedo decir… Pues que es el sitio ideal para ver los efectos de un terromoto de magnitud 6.3. El terremoto tuvo lugar en diciembre del 2011, pero a día de hoy la ciudad sigue pagando las consecuencias. El mayor desastre tuvo lugar en el centro, donde estaban los edificios más antiguos y, a día de hoy, sigue clausurado en su mayor parte. Viendo imágenes de la tragedia nos dimos cuenta de que se había realizado un trabajo muy importante en el desescombro y derribo de edificios, pero aún así, en el centro aún se perciben muchos edificios en estado lamentable.

Han intentado recuperar la vidilla del centro implantando tiendas y negocios en containers prefabricados, pero la realidad es que el centro de Christchurch se ha movido hacia otros barrios.

 

Christchurch no es sólo el centro y hay algunos paseos muy bonitos, como por ejemplo, el que sigue el curso del río Avon. En el centro del río se pueden alquilar piraguas o los servicios de un gondolero. Allí pudimos presenciar una escena digna de un capítulo de Benny Hill, donde los protagonistas eran un padre, un hijo de unos tres años y un perro. Cuando no era el perro que intentaba tirarse al agua, era el niño, y así durante al menos 15 minutos. Al final el niño acabó seco, pero el perro no pudo contener su instinto cazador y se tiró de la barca para ir a hacer una visita a los patos que tan plácidamente nadaban por el río.

 

También se puede visitar el Hagley South Park, donde se pueden descubrir deportes que se practican por esta parte del globo, como el criquet y el netball. Estuvimos viendo un partido de criquet amateur y me pareció tan soporífero como el beisball. Mucha preparación para luego na’ de na’. El netball se parece al baloncesto, pero no se puede botar y las canastas no tienen tablero. Parece algo más movidito que el criquet y causa furor entre las féminas, aunque también es corriente ver partidos mixtos.>

En Christchurch nos llegó la noticia de que Fred había conseguido trabajo como instructor de kitesurf en Australia, porque lo que tuvimos que gestionar el visado working-holiday. En el formulario de dicho visado pedían una radiografía de pulmón, así que tuvimos que cambiar nuestros planes drásticamente. Nuestra idea inicial era dirigirnos hacia el sur para cruzarnos con Yannick y Ana, una pareja de amigos, que también estaban de visita en Nueva Zelanda. La radiografía descavalaba todos nuestros planes, porque teníamos que esperar en Christchurch dos días más para poder conseguir una cita. Con las fechas justas para vernos, esto hizo que el encuentro con nuestros amigos no se hiciera posible, y lo peor de todo es que media hora después de haber hecho la radiografía, recibimos un email de la inmigración australiana diciendo que la radiografía no era necesaria. ¡Setenta dólares y un encuentro a la mierda! Nos dio muchísima rabia. Al menos, esto sirvió para que conociéramos Akaroa, ya que como no queríamos pasar dos días más en Christchurch, hicimos una visita express de la península de Banks.

Akaroa es el pueblo más francés de toda Nueva Zelanda, ya que el capitán Jean Francois L’Anglois compró una parcela de tierra y estableció un asentamiento. En el pueblo se puede observar la influencia francesa, por ejemplo, en el nombre de los establecimientos o en los nombres de calles. También hay clubs de bowling, donde se practica un deporte que es una mezcla entre la petanca y los bolos. Nos acercamos a curiosear y un señor muy simpático nos dijo que podíamos jugar si queríamos. Intentó entablar una conversación con nosotros, en su inglés cerrado, así que mantuvimos una conversación de besugo durante unos diez minutos, le dimos las gracias y nos fuimos a seguir viendo el pueblo.

 


La península de Banks es conocida por el avistamiento de delfines. Nosotros habíamos planeado realizar la actividad en kayak y alguien nos había aconsejado ir a la granja-hostal Onuku, a las afueras de Akaroa. En este lugar ofrecían una visita guiada en kayak con la mejor relación calidad-precio y, además, se podía dar paseos por la finca de la granja. Por desgracia, cuando llegamos la salida para el día siguiente estaba completa y nosotros no podíamos esperar más por la maldita radiografía. Al final tuvimos que conformarnos sólo con las vistas de la bahía de Akaroa, que eran geniales desde este campamento. Nos quedamos con pena, porque la actividad prometía 🙁

 


Tras la visita express de la península de Banks, volvimos a Christchurch, hicimos la radiografía (para nada) y proseguimos nuestro viaje hacia el norte, intentando escapar del aguacero que se anunciaba en el sur de la isla.

Algunas fotos mas:

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