Trujillo y Huanchaco

Hemos pasado los últimos tres días y medio en Trujillo y Huanchaco.

Salimos de Lima con un autobús de Cruz del Sur y, la verdad, es que alucinamos un poco con el servicio y el trato inmejorable de esta compañía. Habíamos comprado pasajes en semi-cama con ciertas dudas, ya que el viaje era de 10 horas. Al final, tuvimos unos asientos super-reclinables donde se podía dormir perfectamente. El servicio incluía refrigerio, mantita,  almohada, wifi y películas. El único inconveniente es que las cortinas debían estar corridas siempre, por motivos de seguridad que aún no logro entender.

Tras llegar a Trujillo cogimos un taxi y nos dirijimos a Huanchaco, donde habíamos reservado en el hostal El Ancla. Pagamos 30 soles por la habitación doble con baño. El hostal estaba  impecablemente limpio y los desayunos están muy buenos, con zumo de piña natural incluído.

Dejamos las mochilas, ya que era demasiado pronto para el check-in, y nos fuimos a dar una vuelta al pueblo. El pueblo en sí es pequeño y tranquilo y es reputado por el surf.  Estuvimos echando un vistazo a los precios de los alquileres de las tablas y nos decidimos por la tienda de Lorenzo, un chico muy joven que alquila y también da clases.

 

Fred estuvo haciendo surf mientras que yo me quedé hablando con una chica alemana que estaba allí para un voluntariado. Me estuvo explicando que hay una ONG en el pueblo (www.otracosa.org) y que ella participaba en un proyecto en el que las gente con discapacidad se desarrollaban mediante la música. La verdad es que me dio la impresión de que lo tienen bastante bien organizado y que intentan integrar a los voluntarios en la comunidad local.

También vimos en la playa los famosos caballitos de Totora y cómo los pescadores salían con sus redes. Estas embarcaciones existen desde al año 100 D.C. y se siguen utilizando en la actualidad, incluso para dar paseos a los turistas.

 

En Huanchaco también probamos el ceviche, un pescado típico de esta zona. En sí no está mal, pero demasiado picante para mi gusto. Además no comen con pan, por lo que tuve que hinchar a arroz para que el picor pasara.

Al día siguiente nos desplazamos hasta Trujillo en los famosos Combis. Este medio de transporte local consiste en una furgonetilla completamente destartalada, con unas 15 plazas, que va parando cuando la gente le hace señas. Estas furgonetas tienen un chófer y un chico que va cantando (literalmente) las paradas según se acerca la furgoneta a la gente y que te ayuda a subir, ya que la furgoneta arranca casi cuando sólo has puesto un pie en ella.

El centro de Trujillo es bonito y el domingo nos recibió con mucha alegría y alboroto. Según nos contaron, todos los domingos hay desfiles en la Plaza de Armas y este domingo la ocasión se debía al día del adulto mayor, es decir, a los abuelos. Había bandas, enfermeras, colegiales, militares, abuelos desfilando y todos se lo tomaban muy en serio.

 

Después de ver el desfile nos acercamos a la policía de turismo para pedir un mapa y allí nos recibieron muy bien. Aproveché para preguntar a un policía algunas dudas que tenía y muy amablemente incluso nos enseñó a detectar billetes falsos. Ahora estamos hechos unos expertos 🙂

Por la tarde hicimos una visita con un tour a la huaca arco iris, al museo del sitio Chan Chan y al Chan Chan propiamente.

En la zona de Trujillo, se desarrolló entre el 900DC y el 1400DC una sociedad llamada Chimú y construyeron una ciudad de 25 kilómetros cuadros de adobe. El Chan Chan era el palacio presidencial y hubo tantos palacios como gobernadores. El gobernador era un descendiente del gobernador anterior, sin tener que ser el primogénito, si no que escogían al mas hábil. De hecho, el guía nos contó que habían encontrado ochenta y ocho restos óseos de mujeres en las tumbas alrededor de la tumba principal, por lo que se cree que ese gobernador tuvo ochenta y ocho esposas o concubinas. Algo muy curioso, es que esta sociedad consideraba que las personas disminuidas se podían poner en contacto con los dioses, por lo que no las mataban. Las huacas eran sus iglesias y nosotros visitamos la del dios Arco Iris. Lo veneraban porque el arco iris implicaba lluvia y por lo tanto fertilidad. Su máximo dios era la Luna, incluso la reconsideraban más fuerte que el Sol ya que siempre se veía, influía en las mareas y cuando había eclipses la Luna se situaba delante del Sol.

 

Los Chimú fueron invadidos por los Incas y de hecho el asedio duró mucho tiempo, unos diez años. Al final, los Incas ganaron porque desviaron el cauce del río y dejaron a la ciudad sin agua. El último gobernador se rindió y los Incas ganaron la ciudad. A este último gobernador se lo llevaron a la capital del imperio (Cusco) y lo casaron con una hija del rey Inca. Como el gobernador Chimú empezó a gozar de popularidad entre los Incas, ya que era un buen gestor y alguien justo, el rey Inca lo envenenó.

Todos estos datos se conocen gracias a las crónicas de los españoles, ya que los Chimú solo dejaron iconografía, dado que desconocían la escritura.

 

Al dia siguiente fuimos a visitar la huaca de la Luna, que es un “centro administrativo” de la sociedad Moche. Los Moches se desarrollaron entre el año 100 y 700 DC, por lo que son anteriores a los Chimús. Lo más curioso de esta cultura es que acabaron poniendo en tela de juicio a sus sacerdotes, ya que se suponía que debían proteger al pueblo. El fenómeno del Niño y sus lluvias torrenciales hicieron que el pueblo dejaran de creer en los poderes de los sacerdotes.

Bueno, pues eso es todo por hoy 😉


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One Response to “Trujillo y Huanchaco”

  1. Ana says:

    Qué chulo!!! Me encantó Perú y recordar las diferentes tribus e imperios.

    Un besito

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