Huaraz y la Laguna 69

Otra vez que descubrimos una ciudad al alba, después de un autobús de noche. Esperamos un poco a que amaneciera completamente en la estación de Movil Tours antes de dirigirnos a nuestro hotel donde dos camas en habitación compartida nos esperaban.

Ya de buena mañana, el recibimiento no pudo ser mejor por parte de Emilio y Lina, los dueños del hostal Ezama. Aunque llegamos sobre las 7 de la mañana, enseguida nos prepararon la cama para que pudiéramos descansar, pero antes nos tomamos un delicioso desayuno. Emilio y Lina son muy amables y, aunque no hablan inglés, consiguen que los extranjeros les entiendan, ya que utilizan un vocabulario muy básico y hablan muy despacio. Los extranjeros aprecian mucho este gesto. Además, aconsejan muy bien sobre las cosas que visitar en la zona y sobre las agencias. Son muy francos y lo único que quieren es que el turista tenga una experiencia agradable. A diferencia de otros hostales, ellos no se llevan comisión por aconsejarte una u otra agencia, si no que se basan en los comentarios y experiencias de huéspedes anteriores.

 

Tras haber descansado un poco, nos fuimos al centro a dar una vuelta y a hablar con las agencias.

 

Nuestra idea era hacer una marcha larga de varios días en la Cordillera Blanca, por lo que había que hacer como mínimo una salida de aclimatación. Las dos salidas de aclimatación más conocidas son Churup y la Laguna 69. Las dos son iguales de difíciles, ya que el desnivel es el mismo y ambas ascienden a 4600 metros.

La ventaja de Churup es que esta más cerca de Huaraz y acceder al punto de inicio cuesta menos dinero. La desventaja es que el desnivel no se sube de forma progresiva.

La ventaja de Laguna 69 es que es más espectacular. La desventaja es que para acceder tienes que pasar por agencia, ya que el transporte colectivo no llega hasta allí.

Al final elegimos la Laguna 69 y pagamos 50 soles por persona a la agencia Andean Travel. Por la mañana pasaron a buscarnos al hostal a las 6.30, con tan mala suerte que fuimos los últimos del grupo y a mí me tocó sentarme en un asiento de mieeeee*****da al lado del conductor. Si eso no era suficiente, en el autobús había un grupo de dieciocho Israelitas. Ya nos habían advertido en el hotel y otras agencias sobre lo problemático que eran los grupos grandes de Israelitas. Y así fue. Paramos a desayunar en el camino y fueron muy maleducados con la camarera, además salimos media hora tarde del desayuno porque uno de ellos se había ido a comprar pan y no volvía, en el autobús hablaban medio gritando, a la vuelta hubo que esperarlos hora y cuarto porque no respetaron las consignas dadas por el chófer… En fin, que si quereis un consejo para los futuros visitantes de Huaraz, preguntad por la nacionalidad de las otras personas que componen el tour antes de contratarlo. Puede sonar racista, pero la fama les precede. De hecho, en Huaraz hay hostales con el siguiente mensaje «No se atiende a Israelitas» y el dueño del Ezama nos dijo que había hostales que les triplicaban los precios para no alquilarles una habitación porque había veces que se negaban a pagar diciendo que el servicio no había sido bueno. Supongo que estas situaciones suceden más cuando el grupo es grande…

Bueno, centrémonos en el ascenso en la Laguna 69. Este empieza a 3800 metros y hay que subir a 4600 metros. Al principio la caminata discurre por una llanura donde hay animales pastando, un río y muchos árboles de Quinoa.

Luego, llegamos a las zonas de las cascadas y es ahí donde comienza realmente el ascenso con sus zig-zags. Tras subir una pequeña montaña y llegar a un lago, pensamos que ya estábamos casi acabando. Yo estaba entusiasmada, ya que estaba bastante fresca y había subido sin ningún problema, pero un vistazo al GPS nos confirmó que no habíamos hecho ni la mitad. ¡Sólo estábamos a 4200 metros! Todo mi gozo en un pozo, porque delante de mi tenía una montaña bastante grande y la laguna estaba justo detrás.

       

Seguimos caminando, bebiendo mucha agua y masticando las hojas de coca que habíamos comprado el día anterior en el mercado de Huaraz. De hecho, las hojas de coca funcionan y te dan fuerzas en la ascensión, pero el efecto solo dura diez minutos y es bastante asqueroso tener que estar masticando y escupiendo todo el rato. Alrededor de los 4400 metros el sorroche, o mal de altura, empezó a hacer mella en mí. Tenia náuseas, me dolía la cabeza y el corazón me palpitaba a una velocidad inaudita. A Fred no le afectó la altura, pero hubo otras personas que estuvieron vomitando a lo largo del camino.

 

Concluídos los 200 últimos metros de desnivel y, con mucho sufrimiento, conseguimos llegar a la Laguna 69. La verdad es que en ese momento no pude disfrutar todo lo que hubiera querido, pero viendo a posteriori las fotos, sin duda es un lugar muy bonito. Incluso pudimos escuchar como el hielo del glaciar se resquebrajaba : es un sonido bastante impresionante. Además, el azul turquesa eléctrico de la laguna no es comparable a nada.

La vuelta a la furgoneta fue un camino de rosas. Cuanto más bajaba, más oxígeno había y mejor me sentía.

De vuelta en Huaraz nos plateamos si de verdad quería hacer el trekking de Santa Cruz por la Cordillera Blanca, de cuatro días y un pico de 4800 metros. La respuesta fue un rotundo « NO » y entonces la posibilidad de hacer turismo vivencial empezó a contemplarse : Vicos.

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