La llegada a La Paz por El Alto es impresionante, ya que se pueden ver todos los edificios que componen la ciudad. La Paz se fundó en el fondo de un valle y poco a poco ha ido creciendo hasta poblar todas las faldas de las montañas que la rodean. En La Paz viven unos dos millones de personas, pero parece que fuera mucho más. A Fred le cambió la cara completamente al ver dónde nos íbamos a meter, porque a él no le gustan nada las ciudades grandes. Sólo atinaba a murmurar “me estoy agobiando, me estoy agobiando”.
Esta vez nos alojamos en casa de la familia de Lili, que es boliviana y trabaja con mi familia, y quien muy amablemente se había ofrecido a darnos cobijo :). Su hermana, Jannet, y su futuro marido, Christian, fueron a recogernos a la estación de autobuses. Otra vez más hubo problemas con los taxis, porque aunque era Cristian quien los paraba, le pedían cuatro veces el precio normal por ir con gringos. Cuatro taxis hubo que parar al menos hasta conseguir el precio normal por la carrera.
Llegamos a la casa de la familia en el barrio Vino Tinto y las vistas eran espectaculares. Se podía ver desde su salón casi toda la ciudad. Su casa es humilde, pero acogedora, y tenían todo lo que nosotros podíamos necesitar: una cama y una ducha caliente. Nos contaron que estaban en régimen de tancretico, que es una forma especial de alquiler donde no se pierde dinero. Se le entrega al dueño de la casa unos 10.000 dólares en dinero contante y sonante para poder alquilar la casa durante un año, por ejemplo.Al finalizar el año de alquiler, el dueño devuelve los 10.000 dólares a los inquilinos. En realidad, las dos partes salen beneficiadas: el inquilino no tira a la basura el dinero del alquiler y el casero no tiene que pedir dinero al banco para hacer inversiones que generarán más dinero.
Esa noche estuvimos charlando mientras cenábamos y luego nos fuimos a dormir.
Jannet nos contó muchas cosas sobre la historia reciente de Bolivia que nos dejaron alucinados. Por ejemplo, que hace siete años aproximadamente, había francotiradores en las calles de La Paz. Resulta que el presidente anterior a Evo Morales, Eduardo Muñoz, capitalizó casi todos los recursos del país, con el añadido de que la inflación estaba por las nubes. Por ejemplo, en aquella época un huevo costaba 2 bolivianos mientras que hoy cuesta medio. En una de tantas, el precio del gas empezó a subir y el descontento de la población empezó a manifestarse con bloqueos y revueltas. El gobierno intentó contener las revueltas mediante el ejército, pero esto hizo que más gente saliera a la calle. No sólo la gente de La Paz estaba manifestándose, si no que mas y mas gente de otras ciudades venían a La Paz. El ejército empezó a apostarse en El Alto y disparaban a todo aquello que se movía. La gente tuvo que permanecer en sus casas encerrados y los alimentos empezaron a escasear. Por ejemplo, Christian recuerda las recetas imposibles de su madre aquellos días mezclando lo poco que tenía en la despensa. Además, había cortes en las carreteras y era imposible abastecer a los comercios de La Paz. Hubo enfrentamientos también entre la policía y el ejército, porque la policía se puso de parte de la población, y varios policías murieron en las reyertas. El presidente y varios ministros se encerraron en el palacio presidencial y de ahí fueron al Banco Central de Bolivia. Salieron del banco con maletines y bolsas llenas de dinero de todos los bolivianos. De La Paz viajaron a Santa Cruz y de ahí se escaparon hacia Estados Unidos. Ese presidente, que colaboró durante su mandato con Estados Unidos, vive ahora en algún sitio de USA y nunca ha sido extraditado a Bolivia para ajusticiarlo.
También nos contó Jannet cómo Evo Morales llegó a ser presidente. Evo era un cocalero y vivía en la provincia de Oruro. Poco a poco fue siendo conocido por otros cocaleros porque reivindicaba mejores condiciones laborales y salariales para los cocaleros, hasta que se hizo sindicalista. Durantes las protestas, mencionadas en el párrafo anterior, Evo fue cabeza visible en manifestaciones. Por lo visto el ejército estuvo buscándolo, pero la gente de La Paz supieron esconderle. Tras la marcha del presidente a Estados Unidos y la convocatoria de nuevas elecciones, Evo se presentó como candidato. Al principio, la población no tenía muy claro si votarle o no, pero Evo consiguió el impulso final gracias a un comentario del secretario de estado de Estados Unidos: ¿cómo va a votar el pueblo boliviano a un indígena ignorante? Esto hizo revoltar al pueblo boliviano, ya que ninguna potencia extranjera podía decirles a quién tenían que votar. Y así fue cómo Evo Morales ganó sus primeras elecciones.
Por último hablamos sobre cómo estaba constríuda La Paz. Nos enteramos que la mayoría de las casas están construídas sobre terreno inestable, ya que por debajo de La Paz hay montones de ríos. Esto es un problema en época de lluvias, porque siempre hay casas que se hunden. Christian nos explicó también el motivo de por qué había muchas sin acabar. Esto es porque si una casa está acabada, entonces paga muchos impuesto más. La gente no pinta el exterior y deja algunas cosas sin acabar para evitar el pagar impuestos.
En el primer día de visitas en La Paz pudimos pasear por el centro y visitar algunas tiendas de souvenirs. En la plaza de San Francisco hay una iglesia franciscana bastante curiosa: en su fachada hay tallados motivos religiosos católicos y divinidades incas. Los franciscanos fueron los primeros en ponerse de parte de los indígenas por las atrocidades que los conquistadores estaban cometiendo y, por eso, el rey prohibió fundar más ordenes franciscanas en el nuevo mundo.
Dimos una vuelta también por las tiendas del centro porque Fred estaba buscando un jersey de lana de llama. Hubo una cosa que nos llamó la atención y es que entre las tiendas normales había otras tiendas un poco particulares: había fetos de llamas disecados. Luego nos dimos cuenta de que estábamos en el barrio de las hechiceras y que eran tiendas donde se podían encontrar productos para hacer conjuros.
Al llegar a casa, le preguntamos a Jannet que para qué servían las llamas disecadas y nos explicó que era para cuando alguien quería hacer una ofrenda a la Pachamama (madre tierra). Nos explicó que cuando alguien construye una casa, tiene que hacer una ofrenda y que en los huecos de los cimientos se entierra el feto de llamita. Le dije que me parecía un horror porque hacen abortar a las llamas, vete tu a saber cómo, y que eso era maltrato animal. Nos contó que había cosas peores que esa y que la gente es todavía muy supersticiosa en Bolivia. Nos relató que había visto un documental en el que contaban que para las edificaciones grandes no bastaba con un feto de llamita, si no que ofrecían una vida humana. Lo que hacían los responsables de la obra o los albañiles es que entablaban conversación con algún mendigo y durante un día le trataban como a un rey: le vestían bien, le daban de comer manjares y le daban todo el alcohol que él quisiera. Cuando estaba completamente ebrio y medio dormido, le enterraban. Mis oídos no daban crédito a lo que estaba oyendo. ¿Cómo es posible que alguien con estudios, como un arquitecto, permita este tipo de cosas? Jannet nos explicó que si no se realizan ese tipo de rituales, entonces los obreros piensan que la obra está maldita, se autosugestionan y entonces hay muchos más accidentes. Nos dijo que no eran sólo los arquitectos, que por ejemplo, los abogados montaban sanfumanes todos los viernes en sus oficinas y que en El Alto hay montones de chamanes que realizan conjuros por petición de la gente. Yo sólo espero que esto de los mendigos sea una leyenda urbana…. y ¿por qué no plantar un árbol para hacer una ofrenda a la Pachamama? Seria tan lógico y práctico…
También visitamos el museo de arte moderno y otros barrios de La Paz. En particular, hay un parque muy animado en fin de semana con partidillos de fútbol a 4000 metros, scouts, etc. Hubo algo que nos llamó mucho la atención: hay muchísimos grafittis en La Paz y algunos son verdaderas obras de arte.
El Palacio Presidencial y la plaza donde están ubicados son muy bonitos, pero es un lugar con un pasado turbulento. En esa misma plaza colgaron a dos presidentes durante revueltas y el Palacio Presidencial se llama el Palacio Quemado. Adivinad por qué…
El domingo quedamos con Jannet, Christian y su madre sobre las 12h30, ya que ellos van a misa todos los domingos. Mientras esperábamos en San Francisco pudimos ver más desfiles, charangas y bailes. ¡Bolivia es una locura! Siempre que vamos a algún sitio encontramos fiesta 🙂
Luego estuvimos dando una vuelta por el mercado, llevando a mami como guardaespaldas para que no nos robaran nada. Paseamos un poco para bajar la comida y luego fuimos al estadio polideportivo municipal de El Alto. Allí nos esperaba lo que yo tanto quería ver: un espectáculo de lucha de libre de cholitas. Las cholitas son las señoras típicas bolivianas vestidas con pollerita. Christian no estaba muy convencido, porque está en contra de la violencia, pero al final accedió a acompañarnos.
Compramos las entradas y ¡sorpresa! El precio para los bolivianos no era el mismo que para los gringos. Los nacionales pagaban 15 bolivianos, mientras que nosotros pagamos 50. Un poco injusto, ¿no? Se suponía que con ese precio, los gringos tenían asientos especiales al lado del ring y un souvenir, de regalo pero yo creo que se pasaron un poco con el precio. Al final nos sentamos los cuatro juntos, en las gradas con el resto de bolivianos.
Había nueve asaltos y en cada uno podía haber dos o más luchadores y un árbitro. También había comentaristas que radiaban toda la pelea y hacían comentarios graciosos, la mayoría de las veces para meterse con el árbitro.
Une partie du public, surtout les vielles dames et les enfants prennent le spectacle très au sérieux, insul
A mí me pareció muy divertido, porque era casi como los payasos del circo. Había algunas veces que se veía cómo uno de los luchadores daba un puñetazo al aire y el contrincante ponía cara de dolor. Otras veces, el árbitro se ponía de parte de un luchador y fastidiaba al otro. Incluso saltaron del ring y empezaron a pegarse con las sillas de plástico donde estaban sentados los gringos.
Además del espectáculo en sí, lo mejor era ver cómo el público, y sobre todo las mujeres, se lo tomaban súper en serio. Aprendimos un montón de insultos en boliviano y, por supuesto, siempre abucheábamos al luchador masculino cuando se enfrentaba contra una cholita.
El espectáculo se centra en dar una imagen de la cholita como una mujer fuerte e independiente que está muy orgullosa de ser lo que es. Lo que no me gustó es cómo trataban el tema de la homosexualidad, ya que fue muy grosero y en algunos casos insultante.
El último día que pasamos en La Paz lo dedicamos a un lunes gastronómico. Christian preparó su especialidad, la lasagna, y Fred y yo preparamos una ratatouille, como especialidad francesa, y unas lentejas, como especialidad española. Jannet se encargó de la bicervecina y del postre.
Comimos como animales y Christian aprendió ese día algunas cosas que no le agradaron mucho:
– La gelatina está hecha con cartílagos de animales
– Lo verde del queso roquefort que le dimos a probar (su primera vez) era moho. Menos mal que esto se lo dijimos después de haberlo comido 😉
Estuvimos charlando toda la tarde de todo y de nada, hasta que llegó la hora de la cena y volvimos a comer como animales. Yo pensé que mi estómago iba a explotar y me prometí a mí misma hacer una cura de “ desintoxicación” en cuanto dejáramos La Paz. ¡Qué mala suerte que el próximo destino fuera Cochabamba! Ciudad conocida como la capital gastronómica de Bolivia.
En la despedida hubo muchos besos y abrazos y recuerdos para Lili y fotos. Nos dio mucha penita irnos porque habían sido unos días estupendos con una familia genial.
Me gustô mucho este relato 🙂 !