Nueva Zelanda, parte 1: recorriendo la isla norte

 

Disponíamos de unos diez días para visitar una parte de la Isla Norte y pensamos que lo mejor era hacer la parte al norte de Auckland. Nos perderíamos Rotorua o The Hot Water Beach, pero había que elegir.

El primer contacto con la conducción a la izquierda no fue evidente: las rotondas se hacen del revés, los carriles lentos están a la izquierda y no a la derecha o tienes que pensar qué carril tienes que tomar al salir de un parking…. Si esto no fuera poco, dentro de la furgoneta también había algunos cambio sutiles en los mandos, así que cada vez que Fred quería poner el intermitente, acababa dando el limpiaparabrisas y yo me llevaba unos sustos tremendos :). Poco a poco fuimos cogiendo el tranquillo, Fred como conductor y yo como copiloto, pero cada mañana teníamos que acordarnos que en Nueva Zelanda se conduce al revés.

Empezamos nuestro recorrido por Uturreti y las cascadas Whangarei. Es estupendo hacer noche en un cámping y levantarse por la mañana con la playa al lado. Desayunas y directo al agua 🙂

Hay un sitio muy especial en la Isla Norte que se llama la Ninety Mile Beach. Es una playa que abarca 88 kilómetros y que sirve como autopista, ya que es más rápido viajar por ahí en vez de utilizar la carretera interior, que está llena de curvas. Sólo hay que disponer de un coche 4×4 y tener en cuenta las mareas, porque más de un coche se ha quedado atrapado en el agua. Al menos te avisan por todas partes que en esa playa conduces por tu cuenta y que sólo tú asumes los riesgos. Pudimos ver autobuses que circulaban con japos tomando mil fotos y gente que iba de un pueblo a otro pasando por allí. Nosotros no pudimos entrar por dos razones:
– Nuestra furgoneta no era 4×4 y se quedaba atascada con un poquito de arena
– El seguro no nos cubría la conducción por esa playa

Nos pasó una cosa muy curiosa buscando una entrada para acceder a esta playa. Resulta que a veces no hay accesos públicos y en el caso de que haya un acceso privado, hay que pedir un permiso especial para poder entrar. Buscando, buscando encontramos una entrada privada donde el dueño pedía un dólar para poder pasar y había puesto un bote en la puerta. Los Kiwis son muy honrados y había un montón de monedas dentro. Lo mejor de todo fue que al final del camino había un cámping que no aparecía en ninguna guía. Al vernos llegar, el señor que gestionaba las instalaciones nos preguntó que cómo lo habíamos encontrado y le dijimos que simplemente por casualidad. Fue una gozada pasar la noche al lado de la Ninety Mile Beach acampando acompañados de unas cuantas personas sólo.

Si se conduce hacia el norte en la Ninety Mile Beach, se llega a otro sitio muy bonito que es el Cabo Renga, situado en una península de Aupori. Cuenta la leyenda que el primer viajero en llegar desde Hawaiki, de donde partieron los maoríes, decidió que el Cabo Renga sería el lugar desde donde comenzaría el viaje del espíritu de lo maoríes fallecidos en Nueva Zelanda.

Las playas de la Isla Norte están casi siempre desiertas y, gracias al viento, son spots perfectos para practicar kitesurf. Fred aprovechó toda una tarde para pasear su cometa de nueve metros.

En Goat Island aprovechamos para hacer un poco de snorkeling y ver los pececillos del lugar. He de confesar que no aguanté mucho tiempo en el agua, porque estaba fresquita, fresquita y sin neopreno no pude resistir mucho tiempo. La verdad es que el verano en Nueva Zelanda es un poco timo, porque no es verano de verdad. El agua está bastante fría y el tiempo puede cambiar de soleado a lluvioso en menos de veinticuatro horas.

Por último comentar que nos sorprendió mucho que casi todo el mundo practicaba deporte al aire libre. Se podían ver coches cargados con kayaks, tablas de surf, barcos, etc… Parece que los papás inculcan este tipo de vida a sus hijos desde pequeñitos.

 

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