De Melbourne a Adelaide por la mítica Great Ocean Road

Mi estadía en Melbourne había acabado y era hora de seguir mi recorrido por el sureste australiano. Me despedí de las amistades que había hecho en Melbourne y nos deseamos suerte para el futuro.

El siguiente destino era hacer el trayecto entre Melbourne y Adelaide por la mítica Great Ocean Road, pasando por el parque nacional de The Grampians por el camino. Como no me gusta conducir y, menos sola, decidí que la mejor opción era contratar un tour (425AUD (301.75EUR)). Así fue cómo me embarqué en una aventura de tres días con Groovy Grape Gateways, un compañía de lo más simpática que no decepcionó.

Llegado el día, me levanté a las seis para acudir a mi cita en el centro de Melbourne. Allí nos esperaba Amy, nuestra guía. Amy tenía veintiseis años, era australiana, mochilera de pro y estaba llena de energía. Yo estaba expectante por ver con qué gente me tocaba en el grupo y por suerte había de todo. Desde un estudiante alemán de diecinueve años, pasando por treintañeros y parejas de jubilados con espíritu muy muy joven 🙂 Casi todos estaban de vaciones durante períodos largos, otros habían ido a Australia para mejorar su inglés, otros estaban allí por una boda, otros porque habían ido a visitar a su nieto recién nacido,etc, etc. La mayoría europeos del norte, a excepción de una israelí y una pareja de americanos que estaban también de vuelta al mundo durante dos años. Lo bueno es que rompimos el hielo casi a los cinco minutos de estar en el autobús, gracias a un juego que propuso Amy. Sólo diré que la mayoría de los presentes llevaba la ropa interior negra, y hasta aquí puedo leer…

El programa de tres días estaba bastante cargado, pero es que había muchas cosas que hacer. A groso modo:

  • Día 1:Visita de la ciudad del surf, visita del faro, ver a los koalas en “acción”, visitar algunas de las playas de GOR y acabar el día comiendo unos fish and chips y viendo el atardecer en los doce apóstoles.

  • Día 2: Visita de sitios geológicos con historia, visita de una fábrica de queso, visita del museo aborígen, paseo por The Grampians y expedición nocturna para ver canguros.

  • Día 3: Visita de las cataratas McKenzee, conducir durante 600 kilómetros y llegada a Adelaida sobre las seis de la tarde.

Día 1:

Empezamos el día en la ciudad del surf, donde se puede encontrar todo el material para practicar el deporte rey.

Las marcas surferas más conocidas, como Billabong o Rip Curl, nacieron en Australia. Empezaron como pequeñas empresas locales, donde se intentaba mejorar la calidad de las tablas recibidas desde Hawai. Poco a poco consiguieron tablas de buena calidad y adpatadas al tipo de olas en Australia, diferentes de las de Hawai. Se forjaron muy buena reputación entre los locales, pero poco a poco la noticia se fue extendiendo y cada vez recibían más encargos del exterior. Es así cómo pasaron de un pequeño negocio local a una multinacional.

Yo pensaba que íbamos a visitar una fábrica de tablas de surf, pero una vez allí me enteré que toda la producción estaba deslocalizada en Asia y que no sólo había tiendas donde comprar material a buen precio. Me pareció un poco decepcionante y como no quería una tabla de surf, me fui con alguna gente a la playa donde “empezó todo”: Apollo Bay.

Luego Amy condujo durante unos cuantos kilómetros y nos fue contando la historia de la Great Ocean Road. Es la carretera costera en la región de Victoria y tiene 243 kilómetros. Se construyó a mano y cada mes conseguían hacer unos tres kilómetros, así que ya podeis imaginar lo que tardaron… La particulariad de esta carretera es que fue contruída por los soldados que volvieron de la primera guerra mundial, por lo que es el memorial más largo del mundo.

Antes de la comida, paramos para bañarnos en algunas de las playas y visitamos el faro.La comida consistía normalmente enun picnic con ensalada, fruta y algún tipo de carne. Había que echar una mano a Amy, porque todo era bastante básico y había que cortar, pelar, preparar,… así que unos días unos y otros días otros echábamos una mano. Este tipo de comida ligera se agradecía mucho, ya que era lo ideal para las temperaturas elevadas que teníamos. Así la digestión no era muy pesada.

Por la tarde ¡por fin fuimos a ver los koalas! Llevaba quince días en Australia y no había visto ninguno todavía. Amy conocía el lugar perfecto para ver a estos animalitos y allí nos llevó. Entre las ramas de eucaliptos pudimos ver a los Moflis colgados. Los koalas son animales muy muy perezosos y duermen de media dieciocho horas al día. Esto es porque tienen la disgestión muy pesada, así que pasan su día ingeriendo hojas de eucalipto y durmiendo. Vimos alguno despierto y moviéndose, así que nos consideramos muy muy afortunados 🙂 Son tan vagos, que no bajan de un eucalipto hasta que no se han comido todas las hojas, lo que causa la muerte del árbol. Cuando el árbol muere, bajan de él y se suben a otro. Así indefinidamente. Los australianos han tenido que tomar cartas en el asunto y han decidio poner unos plásticos en los troncos de los eucaliptos para que los koalas no puedan subir a los que se están regenerando. Además, mientras que los koalas duermen, los cambia de árbol sin que se den cuenta.

Amy nos explicó algunas particularidades de los koalas. Son animales territoriales y las hembras tienen una cría cada año. La preñez de las hembras sólo dura 35 días, pero los koalas nacen con un tamaño diminuto, sólo dos centímetros. Permanecen en la bolsa de la madre hasta que están listos para salir al exterior. El sistema reproductor de los koalas hembras es bastante particular, tienen dos vaginas.

De cualquier manera, a mí me parecieron unos animales encantadores y taaaaaan moooonos que me hubiera llevado uno a casa.

Seguimos nuestro camino por la Great Ocean Road hasta llegar a los Doce Apóstoles. El paisaje de los Doce Apóstoles es lo que encontramos en todas las cartas postales cuando hablamos de Australia. Es el arquetipo de paisaje australiano: una zona costera de acantilados y arrecifes de belleza espectacular, pero peligroso al mismo tiempo. Los Doce Apóstoles, que no son doce sino siete, son unos pilares verticales y enormes de sedimentos.

 

El mejor momento para verlos, es el atardecer, así que Amy nos preparó una sorpresa. ¡Tenía previsto un picnic en la playa con fish and chips! ¿Qué más se podía pedir?

Día 2:

El segundo día empezó a las siete de la mañana. Todo el mundo se quejaba que qué duro era ser turista, pero nadie dijo que fuera fácil 🙂 Con el fresquito de la mañana, fuimos a ver algunas curiosidades geológicas a lo largo de la Great Ocean Road. Empezamos con el Razorback (la cuchilla), que está abocado a desaparecer por la erosión. Cada catorce segundos, una ola golpea la base de esta formación y por lo tanto su desgaste es muy grande.

 

Luego seguimos por una zona muy conocida por los marinos y navegantes, Sheepwreck Coast  (la costa rompebarcos), ya que más de un barco ha naufragado. Hay dos problemas mayores: las brumas y las corrientes. Además, una vez que el barco ha naufragado, los tripulantes y el pasaje no tienen muchas oportunidades de sobrevivir, ya que en la zona no hay playas, sólo acantilados de más de treinta metros. Sin embargo, Amy nos contó una historia que acabó con final más o menos feliz.

Hubo una vez un barco que venía desde Inglaterra con nuevos colonos como pasaje. Habían hecho una tediosa travesía de seis meses para recorrer la distancia que separaba Brighton de Sydney. Ya estaban a menos de dos días de distancia de Sydney, por lo que decidieron celebrarlo por todo lo alto. Lo que no sabían era que la corriente marina iba a llevarles directos hacia los acantilados y que las brumas les impediría verlos hasta el último momento. La tragedia sucedió y todo el pasaje se encontró a merced de las olas en las frías aguas australianas. Casi todos perecieron, pero hubo un niño que, por casualidad, llegó a la única playa que había en kilómetros.Esta playa está completamente escondida en una cala muy pequeña. El niño se recuperó un poco y decidió volver al sitio del naufragio para intentar salvar a alguien más. Rescató a una niña de su edad, más o menos, y ambos volvieron a la playa. Pasaron la noche y al día siguiente escalaron parte de los acantilados para salir de allí. Llegados a este punto de la historia, esperábamos que Amy nos contara que los niños se habían enamorado y habían vivido felices y juntos por siempre jamás. ¡Pero no! El niño se quedó viviendo en Australia con unos tíos y la niña volvió a Inglaterra en el siguiente barco. Podría haber sido una bonita historia…

 

Seguimos el trayecto y el siguiente lugar fue el que llaman “London Brigde”, que también tiene su historia, pero esta vez más picantona. La historia que nos contó Amy es de primera mano, ya que su tío conocía a uno de los implicados, por lo que no pusimos en duda su veracidad.

La zona de Melbourne tiene muy buenas playas y cuando el día está soleado da mucha pereza ir a trabajar. Es por eso, que muchos empleados utilizan el comodín de “estoy malo” para poder pasar el día tostándose al sol. Uno de esos días, hubo una pareja que llamó a sus respectivos jefes y les dijeron que estaban malos, por lo que tenían vía libre para pasar un marvilloso día en GOR. Llegaron al London Bridge y tuvieron la idea de cruzar el puente de piedra y pasar al lado de la roca que quedaba oculto a la vista de todo el mundo. Allí se pusieron con sus temas privados y cuando estaban en plena faena, el puente se derrumbó. Alguien vio lo que había sucedido y llamó a la policía y a los periódicos. En cuestión de minutos, había un helicóptero con cámaras sobrevolando el lugar par grabar el suceso. Allí se encontraron con la pareja, que obviamente estaba atrapada. La policía tuvo que sacarlos de allí y los periódicos publicaron sus fotos y nombres. Y ¿cuál es la parte picantona de la historia? ¡Pues que los dos estaban casados, pero no eran precisamente matrimonio! Esto les costó un divorcio, pero a día de hoy viven como una feliz pareja. Palabra del tío de Amy. Amén.

 

El día no había acabado todavía y quedaba por ver el museo aborigen y dar un paseo por los Grampians. El museo aborigen contaba la historia de los aborígenes australianos y las atrocidades que los europeos hicieron con ellos. Por ejemplo, por los años sesenta, el gobierno australiano se dio cuenta de que los aborígenes no estaban muy integrados y que ocupaban los escalafones más bajos de la sociedad. El nivel de educación era muy bajo entre los aborígenes, por lo que el gobierno pensó que si su nivel educativo aumentaba, entonces su integración sería mayor. A priori, no era una mala idea, pero el problema vino con su ejecucción. Alguien del gobierno tuvo una “magnífica” idea, que consistía en hacer centros especiales para los niños aborígenes. Pasaron por las tribus y echaron un vistazo para elegir entre los niños más “blancos”, ya que según ellos, tendrían más posibilidades de integrarse. Entonces, un día que los niños estaban jugando, una furgoneta del gobierno pasó y secuestró a esos niños. Eran niños robados y pasaron su infancia y parte de su juventud separados de sus familias, con el trauma que conlleva. Esta es una de las muchas historias que se pueden encontrar en este museo. No hay ninguna foto del mismo, ya que está completamente prohibido hacer fotos de aborígenes o todo lo relacionado con ellos.

Salimos del museo rezongando, ya que se estaba muy bien con el aire acondicionado y fuera había unos 38 grados, pero ¡la vida del turista no es fácil! La siguiente actividad del programa era dar un paseíto por los Grampiens. ¡Creo que en mi vida he pasado más calor! y eso que nací en Plasencia y el verano placentino es tela… Vale que sólo fue una hora, vale que las vistas compensaban, pero ¿había que estar caminando a las cuatro de la tarde con 38 grados? ¡Eso era completamente inhumano! Ya sabeis cuál es la parte de la excursión que menos me gustó..

 El día acabó con la expedición nocturna para ver canguros. Como durante el día hacía calor, los canguros sólo se dejaban ver a partir del atardecer, por lo que por la noche era el momento ideal para verlos.

Día 3:

El último día no fue de emociones fuertes. Había que recorrer con la furgo la distancia entre Los Grampians y Adelaide, que eran unos 600 kilómetros. Al menos, nos levantamos pronto y fuimos a ver las cataratas McKenzee. El paseo fue agradable , porque hacía fresquito, y el camino estaba bien señalizado.

Seis horas de coche y sobre las seis de la tarde estábamos en Adelaide. Me despedí de la guía, Amy, y del grupo con mucha pena, porque habían sido tres días geniales.

De Adelaide sólo diré que es una ciudad muy señorial,que dos días bastan para verla y que si vas en verano y en fin de semana encontrarás por lo menos unas diez bodas distintas. Aquí dejo algunas fotos:

Melbourne, la ciudad más cool de Australia

Hice el trayecto Sydney-Melbourne en un autobús de noche y fue matador. Acostumbrada como estaba a los buses ultra-cómodos de sudamérica, sufrí lo indecible y casi no pude pegar ojo en toda la noche. Llegué a la ocho de la mañana muy descolocada al hostal Urban Central, donde había reservado para cuatro noches, y ni siquiera pude echar una cabezadita, ya que el check-in era a las dos.

Justo después del desayuno me encontré con Agus, un simpático argentino que había viajado a Australia para tomar cursos de inglés. Empezamos hablando inglés y cuando nos dimos cuenta de que ambos éramos hispanohablantes, no pudimos evitar una sonrisa. La verdad es que siempre habíamos oído que se conocía a más gente viajando solo que en pareja y en estos doce días de “soltería” pude comprobar que era cierto.

Nos fuimos Agus y yo a ver Melbourne y por el camino nos encontramos con un chico alemán, Moritz, que Agus había conocido el día anterior. Aprovechamos a ver toda la ciudad con el autobús turístico gratuito. Sentados cómodamente, cosa que se agradecía después de una noche de perros, pudimos ver los distintos barrios para hacer una selección de los sitios que queríamos visitar después.

Melbourne es la ciudad australiana más europeizada, con su barrio italiano, el barrio de las universidades, un verdadero centro, el mercado Queen Victoria… Y lo que más me gustó es que había actividades culturales casi cada día. Un concierto improvisado en la calle, un picnic colectivo para apoyar a los aborígenes, un concurso de música para encontrar grupos nuevos, etc, etc. Sólo estuve tres días en Melbourne, pero cada día había un evento.

 

De todos los sitios que visité en Melbourne hay uno que me gustaría destacar: Shrine of Remerberance. Es edificio enorme y con una arquitectura muy particular, que se construyó para recordar a los caídos la primera guerra mundial y posteriores guerras . Es muy curioso encontrar en cada ciudad australiana lugares donde se ensalza la presencia australiana en las guerras. Es como si Australia quisiera “exhibir” que ellos también tienen una “historia”, ya que es un país relativamente “nuevo” en comparación con el viejo mundo.

En Melbourne, si quieres ir a la playa hay algunas opciones dependiendo de lo que quieras:

  • Opción 1: Brighton Beach

Esta playa está un poco alejada de Melbourne y hay que tomar un tren que tarda unos veinte minutos en llegar. Brighton Beach es perfecta si quieres estar tranquilo y relajado, ya que no hay mucha gente.

  • Opción 2: San Kilda

San Kilda es un barrio de Melbourne, el único que tiene playa. Se puede llegar hasta San Kilda en tranvía y se tarda unos diez minutos desde el centro. Lo bueno de San Kilda es que puedes comer en uno de los muchos restaurantes que hay y luego ir a la playa, o incluso hacerlo al revés. En San Kilda hay mucha más gente, pero sin ser una exageración. También se puede tomar clases de vela y kitesurf en una de las escuelas de la playa o ver pingüinos.

 

Si también quieres ver un poco de naturaleza y canguros en acción, hay una excursión muy chuli al parque nacional Wilson’s Promontory. The Wilson’s Promontory está a 205 kilómetros de Melbourne y se puede contratar una excursión de un día (de 7.00 a 20.00) con cualquier tour operador por unos 120AUD (85.20EUR). En mi caso, elegí Bunyip Tours y fueron bastante profesionales. Vimos canguros en libertad, paseamos por playas impresionantes y completamente vacías e hicimos caminatas muy bonitas.

 Por último decir que Melbourne es una ciudad para verla y sobre todo disfrutarla. Hay muy buen ambiente y actividades en cada rincón, sólo hay que buscar un poco :). Algunas fotos más:

Sydneyland

 

Lorsqu’on arrive à Sydney depuis la tranquille Nouvelle-Zélande, le choc est brutal : vêtements chics, commerces ouverts 24/24, et fêtes tous les jours.

Hasard du calendrier, nous arrivons le jour de la fête nationale, l’Australia’s Day. Elle a lieu le 26 janvier, date à laquelle sont arrivé les premiers colons anglais. Du coup, le choix de cette date génère des controverses  étant donné que c’est le premier jour du déclin de la civilisation aborigène.

Nous allons quand même voir ce qu’il en est, dans le port de Darling Harbour. Les quais étaient noirs de monde : des blancs, des asiatiques, mais pas trop d’aborigènes. On les comprend. Mais le plus intéressant sont les maquillage et déguisements : le drapeau australien est conjugué à toutes les sauces : cape, chapeau, chaussures, maquillage sur tout le visage…

Un défilé de bateaux avait lieu : ceux des pompiers, des policiers, des militaires, … ainsi que les bateaux touristiques. Nous avions l’impression que c’était une vente aux enchères car le commentateur donnait une description très précise des caractéristiques techniques : de la vitesse max, jusqu’à l’épaisseur du pont.

La deuxième partie constituait en un feu d’artifice, synchronisé avec la musique.

La sortie du port n’était pas anarchique, mais très longue. Nous sommes resté une heure à regarder passer le gros du flot avant de pouvoir sortir a notre tour. En passant devant un des hôtels-restaurant du port nous voyons un mariage. Soit les mariés sont très patriotiques, soit ils voulaient un gros feu d’artifice gratuit le jour de leur mariage.

Pour notre second jour, nous décidons d’aller visiter un des musées gratuits de Sydney. En effet, à Sydney, il y a des activités gratuites ! cf. http://travel.nationalgeographic.com/travel/city-guides/free-sydney-traveler/
Nous nous rendons dans le quartier historique appelé The Rocks (Les Rochers), et son musée “The Rocks Discovery Museum”  qui permet d’en connaître un peu plus sur l’histoire de l’Australie en général et de ce quartier en particulier.

Un peu d’histoire

L’histoire de l’Australie commence avec ses premiers habitants connus que sont les aborigènes. Il y avait à peu près 400 villages aborigènes, et chacun avait son territoire, son langage et ses traditions. Les scientifiques pensent qu’ils sont venu d’Afrique (un peu comme tout le monde).

Quelques navigateurs européens avaient localisé l’Australie sur une carte, mais sans trop savoir que c’était une immense île-continent. Certains avaient même établi des contacts furtifs avec les aborigènes. Mais c’est seulement en 1770 que l’anglais James Cook arriva aux terres australes et décréta que ce territoire appartenait à la Grande Bretagne, invoquant le concept de “terra nulluius” (terre inhabitée). C’est le même concept qui était utilisé par les espagnols, portuguais, hollandais pour établir toutes leur autres colonies.

Les contacts entre colons et aborigènes étaient plutôt amicaux au début. Les problèmes commencèrent seulement lorsque les anglais ont commencé à surexploiter les ressources naturelles (une tendance de fond chez les européens). Cette surexploitation causant la famine chez les aborigènes, la guerre fut déclarée.

En 1788 est arrivée la première garnison de condamnés. La Grande Bretagne ayant perdu les Etats Unis, et les prisons britanniques étant surpeuplées, c’était un bon moment pour envoyer de la main d’oeuvre en Australie pour exploiter ses ressources. Ils n’y perdaient pas au change: ils avaient en moyenne des meilleures conditions de vie que les citoyens libres d’Angleterre, et pouvaient voyager avec toute leur famille. Ils arrivaient donc après 6 mois de voilier sur un continent vide au climat extrême  Une fois purgée leur peine, ils étaient libre de rentrer en Angleterre… s’ils avaient le moyen de se payer le billet de retour. Ce qui n’était jamais le cas.

Les condamnés construisirent la première ville a Covent Garden, à l’emplacement du quartier The Rocks, et la ville s’étendit à partir de là, expulsant au passage les aborigènes par la force, ou via la transmission involontaire de maladies contre lesquelles ils n’étaient pas immunisés.

Pour plus d’infos, suivre les liens suivants:

Fin de l’aparté sur l’histoire de l’Australie

Après avoir visité le Rocks Discovery Museum, nous nous rendons au marché d’artisanat du weekend, où nous voyons que ce sont surtout les bars jouxtant le marché qui marchent le mieux.

Le jour suivant, nous faisons une visite guidée à pourboire avec Justine, une excellente guide de 28 ans, australienne jusqu’au bout des ongles. cf http://www.imfree.com.au/
Nous visitons les quartiers du centre de Sydney: le Central Business District (CBD), le Circular Quay, où se trouve le fameux Opéra de Syndey, et bien sûr le quartier de The Rocks.

Nous y apprenons quelques détails sur la rivalité Sydney-Melbourne. Les deux villes se sont développées à partir de 1850, lors de la ruée vers l’or. En 1908, l’Australie étant devenue indépendante de la Grande-Bretagne, il fallait choisir une capitale. Pour ne décevoir ni Sydney ni Melbourne, les autorités ont décidé de construire une ville entre les deux: Canberra, qui signifie “Lieu de réunion”, afin d’en faire la capitale du nouvel état.

A l’instar de la Nouvelle-Zélande, une des curiosités de l’Australie est la relation qu’elle entretient avec la couronne anglaise. En 1985, la Reine d’Angleterre a envoyé une carte au maire de Sydney, avec la mention: “à n’ouvrir qu’en 2085. La lettre est exposée dans un centre commercial et tout le monde ignore son contenu. Je suppose qu’elle contient une bonne blague d’humour anglais, du type: “Vous n’êtes plus un état indépendant: Machin a oublié de signer la déclaration d’indépendance en 1908, et le délais de réclamation vient juste de se terminer”

Nous voyons également une rue peu connue de Sydney, où une cage a été installée pour chaque espèce d’oiseau qui se trouvaient auparavant à l’emplacement de la ville.

Chinatown est un des autres quartiers typiques de Sydney. C’est excellent pour manger asiatique et voir les derniers tubes en date en Corée et dans le reste de l’Asie.

Dans la catégorie des visites gratuites, nous visitons le musée d’Art contemporain. La particularité de l’Art australien, c’est qu’il sert de média pour faire son Mea Culpa auprès des Aborigènes. Chaque artiste qui se respecte se doit d’avoir son oeuvre dénonçant les méfaits évidents de la colonisation.

Ayant trouvé un poste de prof de Kitesurf sur la côte Ouest, à Perth, là où nous allons rendre visite à nos amis, et Marta souhaitant continuer à visiter la côte Est, nous décidons de continuer chacun de son côté et de se réunir une semaine plus tard. Ça fait bizarre après avoir passé cinq mois ensemble jour et nuit.

Pour finir, quelques photos de la visite de l’Opéra, que seule Marta a faite:

 

Australie : les bases

Ce post décrit certains aspects pratique sur l’Australie destiné aux autres voyageurs.

Animaux dangereux

Y’en a plein. Ceux auquel il faut faire vraiment attention sont les serpents, puis les méduses dans certains endroits.

Nous ne rencontrerons aucun animal dangereux, mais en revanche nous entendrons les serpents lors d’une promenade dans le bush. Ils sont craintifs, donc mise à part de les prendre par surprise sans qu’ils aient de  moyen de fuite, ils ne mordent pas.

Nous avons également vu 3 ailerons un soir à Lancelin juste après être sorti de l’eau. C’était apparemment des dauphins. D’ailleurs pour différentier un dauphin d’un requin c’est facile :

  • Les ailerons de dauphin sont plus arrondis que les ailerons de requin
  • Les ailerons de dauphin sont en général couvert de cicatrices
  • Les requins chassent en solitaire (attention pas tous les types de requin)
  • Et surtout : les dauphins nagent en décrivant des sinusoïdes alors que les requins nagent de manière rectiligne

Pour finir une vidéo de bienvenue en anglais sur les animaux dangereux :
http://www.youtube.com/watch?v=KeMarRzd28w

Itinéraire

Pour visiter toute l’Australie, il faut au minimum 3 mois. Même s’il n’y a pas grand chose (surtout au centre du pays), ça reste quand même un continent plus grand que l’Europe.

Pour notre part nous avons visité uniquement la côte entre Sydney et Adelaïde, puis Perth et les alentours.

Visas

Il faut un visa. Le visa touristique pour les ressortissants européens est gratuit et s’obtient en ligne en quelques jours (http://www.immi.gov.au/visitors/)

Working-holiday visa: une (semi-)arnaque

Pour le working-holiday visa (WHV), il s’obtient également en quelques jours en ligne, mais vous pouvez potentiellement être sousmis à un examen médical en fonction des pays dans lesquels vous avez voyagé avant. Et le gros problème est le prix: 350 EUR, auxquels il faut ajouter 100 EUR en cas d’examen médical. Ce qui signifie que votre première semaine de travail va directement dans la poche du trésor Australien. Pas très cohérent lorsqu’ils font signer aux candidats au visa une clause signifiant: “Je vais en Australie essentiellement pour des vacances grande durée. Si je travaille ça sera de manière occasionnelle”.
A mon avis ce visa n’est intéressant que pour quelqu’un qui compte travailler au moins 1 mois à plein temps pendant son séjour.

Le climat

L’Australie n’a pas un climat facile. Le centre est désertique, et le Sud et l’Ouest sont semi-désertiques. Ce qui signifie des journée très chaudes et des nuit potentiellement froides. Il n’y a pas de montagnes en Australie, le point culminant se trouve à 2 228m. Donc pas possible d’aller chercher la fraîcheur en altitude, sauf en plein hiver.

La côte Est (Sydney et Melbourne) est un peu différente: c’est un climat océanique. A noter qu’à Sydney il pleut beaucoup moins qu’à Melbourne.

A Perth, sur la côte Ouest, le climat est méditerranéen, mais plus sec que le climat méditerranéen qu’on trouve en France. Ça reste agréable car les matinées apportent un peu de fraîcheur et les après-midi sont ventés. Mais en été les jours sans vent, la chaleur peut être difficilement supportable.

A Brisbane et Cairns, c’est subtropical, donc pluie fortes et inondations pendant la saison des pluies.

Le reste comme je l’ai déjà dit, c’est climat désertique.

Logement

C’est cher; que ce soit les locations de studio ou les hôtels.

Une nuit d’hôtel coûte minimum 30AUD (21.30EUR) en dortoirs. A ce prix là, le ménage n’est pas au top. Le seul avantage des hôtels est que ce sont des endroits d’où on peut facilement organiser tout type d’activité. En général chaque hôtel fait en même temps agence de voyage.

Pour la location d’appartement, l’avantage c’est qu’on paye par quinzaine, l’inconvénient c’est que ça coûte 2000AUD (1,420.00EUR) par mois, du moins à Perth. On peut également louer une maison pour à peine plus cher, puisque c’est le type de logement le plus répandu à Perth.

Transport

Comme toutes les anciennes colonies britanniques, ils roulent à gauche.

Les distances sont très grandes, et ça ne se voit pas forcément sur une carte lorsqu’on est pas habitué aux échelles australiennes. Par exemple entre Sydney et Melbourne, il y a 1000 km, et 10h de route. Des fois ça peut valoir le coup de faire le trajet en avion au lieu de le faire en car ou en voiture. Il faut regarder du côté des low-cost: Virgin et Jetstar

Dans certaines zones, il faut voyager en autonomie car les services peuvent être très espacés. En cas de voyage dans l’Outback, il ne faut pas oublier: bidon d’essence supplémentaire, pneus de rechange, de quoi faire un feu, des couvertures et surtout beaucoup beaucoup d’eau. Et bien sûr en cas de problème, ne jamais s’éloigner du véhicule qui est plus facilement repérable.

En cas de location de véhicule, ne pas oublier de prendre le niveau d’assurance maximum qui couvre notamment les collisions avec les kangourous. S’il existe des par-chocs à kangourous ce n’est pas pour rien.

Le transport public dans les grandes villes est assez cher, mais la bonne nouvelle c’est qu’en général il y a souvent une zone gratuite qui couvre les zones les plus touristiques. A Sydney c’est le bus 555. A Melbourne, la ligne circulaire spéciale touriste et la ligne 35 sont gratuites.A Adelaïde, pas besoin de bus, tout peut se faire à pieds. A Perth, tous les bus du centre-ville sont gratuits.

A Melbourne, pour prendre les autres lignes, il faut acheter une carte valide toute la journée , nombre de trajets illimités.

Cuisine

Si on met de côté la cuisine asiatique, omniprésente dans toutes les grandes villes, les plats sont assez basique: le repas classique est composé de grillades et d’un accompagnement simple. Sinon, il y a beaucoup de fast-food: sandwich, burgers…
Il est aussi possible d’y goûter des viandes exotiques: kangourou, crocodile…

Curiosité australienne: les McDonald’s s’appellent ici Maccas et les Burger Kings, Hungry Jacks. Nous n’avons pas eu d’explication claire, mais nous avons entendu deux théories:

  • Le nom de Buger Kings étant déjà déposé, la chaîne a choisi de déposer, au hasard, Hungry Jacks
  • Il paraîtrait qu’il est interdit en Australie d’utiliser des noms commerciaux qui ont un lien avec la monarchie (Kings en l’occurrence)

Dans tous les cas, Hungry Jacks est l’endroit où on peut manger sans se ruiner: le hamburger-frites coûte 5AUD (3.55EUR) (demander le “Wooper”, les autres hamburgers sont minuscules). Et lorsqu’on en a marre, on peut toujours aller dans une échoppe vendant de la cuisine asiatique, qui est également raisonnable niveau prix.

L’exception culinaire australienne est Melbourne, la ville des “foodies” (gourmets). Il y a une vrai culture culinaire. La cuisine est variée et il y a de quoi manger pour tous les budgets. Les mercredis soirs, au marché Queen Victoria, les étals se transforment en restaurants itinérants. Ça vaut le coup, il y a de la nourriture indienne, espagnole, italienne, grecque, mexicaine… En même temps qu’un opéra en plein air.
L’autre bon plan c’est de passer la journée sur la plage de San Kilda et de goûter aux macarons et pâtisseries du quartier.

En Australie, nous avons pour la première fois expérimenté le concept de “food-court” (patios de cuisine): au centre se trouve des tables et chaises et tout autour des restaurants où aller commander son plat. L’avantage c’est que lorsqu’on arrive pas à se mettre d’accord dans un groupe pour un restaurant en particulier, on peut aller au “food-court” et chacun commande ce qu’il veut à l’endroit qu’il veut, et on mange tous ensemble.

Travail

J’ai déjà parlé du Working Holiday Visa (WHV) dans le paragraphe sur les visas. Il est également possible de travailler en tant qu’étudiant sous certaines conditions, cf. http://www.immi.gov.au/students/students/working_while_studying/

Pour ce qui est du travail permanent, les opportunités sont nombreuses et il est facile d’obtenir un visa de travail, qui a l’inconvénient de vous lier à votre employeur: plus de boulot, plus de visa, il est donc impossible de démissionner.
Attention, même si les opportunités sont nombreuses, on ne trouve pas tout type de boulot de partout. La bonne nouvelle c’est que l’australien moyen n’est pas très qualifié, donc pour un professionnel qualifié et bien diplômé, c’est facile de faire la différence. Et pour les professionnels spécialisés dans un domaine recherché, c’est le jackpot.

A Perth, les salaires sont plus élevés qu’à Sydney. Mais ça se répercute sur le coût de la vie. Pour avoir une idée, à Perth une bière dans un boui-boui coûte 7AUD (4.97EUR), un ticket de bus 4AUD (2.84EUR), un ingénieur logiciel gagne entre 100 000 et 150 AUD (106.50EUR) annuel, un ingénieur spécialisé Oil&Gas peut gagner 250 000 AUD (177,500.00EUR) annuel.

Les gens

Il y a 3 groupes principaux: les blancs, les asiatiques et les aborigènes. Les blancs sont typiquement les descendants des colons: anglais, hollandais, français… Les asiatiques se trouvent plutôt dans les grandes villes et ont migré là pour des raisons économiques. Les aborigènes sont les descendants des premiers habitants d’Australie.

Par rapport à la Nouvelle-Zélande et les Maoris, il y a une grosse différence: les aborigènes ne sont globalement pas du tout intégrés dans la société. Ils sont en moyenne tout en bas de l’échelle sociale, avec les problèmes d’alcoolisme que cela entraîne. Quand on arrive en Australie, on a vraiment l’impression que leur culture a été détruite il y a longtemps, et si on s’intéresse de plus près à l’histoire, on voit que c’est le cas. Heureusement quelques artistes continuent de faire (sur)vivre la culture aborigène.

Petit aparté: les aborigènes n’aime pas qu’on les photographie et ils n’aiment pas non plus qu’on photographie leur création artistique.

Télécommunications

Dans les villes aucun problème pour avoir du réseau. Je suppose que ce n’est pas la même chose dans l’Outback. Les télécommunications sont chères, mais quand même pas au point de la Nouvelle-Zélande. A noter que dans les hôtels en général le Wifi est payant, mais on trouve toujours un lieu public, type bibliothèque, office du tourisme, avec un Wifi gratuit.

Sports

Et le non le sport-roi en Australie n’est pas le surf, mais le sauvetage de surfeurs, appelé “surf life saving”. C’est une sorte de triathlon centré sur l’océan. Ça peut prendre plusieurs formes, mais en général les compétition consistent à faire dans l’ordre:

  • un aller-retour à la nage, en contournant une bouée au large
  • la même chose à genoux ou allongé sur un surf conçu spécialement pour ça
  • la même chose avec un surf-ski, un kayak conçu spécialement pour aller vite face et dos aux vagues

Les australiens prennent ce sport très au sérieux et il n’est pas rare de voir arriver à la plage une famille avec des enfants de 5 ou 6 ans équipés de leur planche de lifesaving et les parents qui jouent le rôle d’entraîneurs.

Evidemment, le surf est également très répandu (il faut bien des surfeurs pour être sauvés par les surf life savers). Ce sport est arrivé par Hawaï et il s’y est plu.

Sinon, bien sûr les autres sports aquatiques sont pratiqués: le dériveur dans les plans d’eau protégé, le kitesurf et le windsurf, surtout sur la côte Ouest, plus ventée et avec beaucoup moins d’interdictions, le standup paddle de vagues, le standup paddle de ballade, et le snorkeling.

Niveau randonnées en montagne, il y a de quoi faire, même si ce n’est pas le pays idéal. Il faut absolument un pantalon et des chaussures hautes pour éviter les morsures de serpent. Les sentiers sont bien balisés et il ne vaut mieux pas en sortir si on veut éviter les serpents.

 

Sydney, la ciudad de las simetrias

El choque al llegar a Sydney fue brutal. Tras veinticinco días de paz y tranquilidad en Nueva Zelanda desembarcamos en una ciudad llena de ruidos, prisas y tráfico. Todo el mundo estaba vestido de forma bastante “chic”, comercios abiertos veinticuatro horas y fiesta por todas partes. En definitiva, lo opuesto a lo que habíamos encontrado en Nueva Zelanda.

Tuvimos la suerte de llegar a la tierra de los canguros el día de la fiesta patria: Australia´s Day. La fiesta nacional australiana se celebra el 26 de Enero, el día que se establecieron los primeros colonos ingleses. Esta fiesta genera mucha contraversia, ya que hay muchos australianos que consideran que el día de Australia no debería ser el día en que Australia se conviertió en colonia porque es un desprecio a los aborígenes.

 

Controversias a parte, nos fuimos a celebrar el doscientos vigésimo quinto día de Australia al muelle Darling (Darling Harbour). Al llegar, casi no podíamos creer lo que estaban viendo nuestros ojos. El muelle estaba completamente abarrotado y no cabía ni un alfiler. Lo mejor es que todo el mundo estaba celebrándolo sin importar la raza o etnia. Vimos asiáticos pintados de la cabeza a los pies con los colores australianos, gente con gafas súper extravagantes y todo tipo de souvenirs.

 

El espectáculo consistía en la presentación de los barcos de la policía, los bomberos, el ejército, etc. Parecía que querían vender los barcos porque daban un montón de detalles técnicos que, probablemente, no importaban a nadie. Luego hubo una exhibición de fuegos artificiales y música sincronizada.

 

La salida del muelle no fue caótica, pero sí larga. Estuvimos esperando durante casi una hora a que el muelle se despejara un poco para poder salir de allí. Mientras esperábamos, vimos que había una boda en uno de los hoteles del muelle. Los que se casaban, ¿serían una pareja de australianos muy patrióticos? o ¿sería que la novía quería tener fuegos artificiales el día de su boda? No pudimos entrar a comprobarlo.

El día siguiente amaneció lloviendo y pensamos que lo mejor era ir a hacer una visita a uno de los muchos museos gratuitos de Sydney. ¡Sí, señores! En Sydney hay muchas actividades gratuitas , a difierencia de otras grandes ciudades. Se pueden visitar museos, galerías, parques, mercados y un largo etcétera.

Nos acercamos hasta el barrio que se llama The Rocks, el barrio más antiguo de Sydney. Elegimos así porque era fin de semana y sabíamos que había un mercadillo y The Rocks Discovery Museum , un museo gratuito sobre la historia de Australia.

La historia de Australia empieza con sus primeros pobladores, que fueron los aborígenes. En Australia había unos cuatrocientos pueblos aborígenes. Cada pueblo tenía su propio territorio, su idioma y sus costumbres. Se cree que los aborígnes son descendientes de africanos y que habían poblado Australia durante miles de años.

Algunos navegantes europeos ya habían establecido en mapas dónde estaba Australia, aunque no eran conscientes de que era una isla. Otros habían entablado contacto con aborígenes, pero no por mucho tiempo. No fue hasta 1770 que el británico James Cook llegó a tierras australianas y decretó que el territorio pertenecía a Gran Bretaña. Utilizó el concepto de “terra nulluius” (tierra de nadie) para poder anexionar ese nuevo territorio a la corona de Gran Bretaña. Es el mismo concepto que utilizaban españoles, portugueses, holandeses y británicos para conseguir todas sus colonias.

El primer contacto entre ingleses y aborígenes no fue del todo mal. Ambos países establecieron lazos de amistad al principio, pero los problemas llegaron cuando los ingleses empezaron a sobreexplotar los recursos naturales. Esto hizo que los aborígenes sufrieran hambruna y fue cuando se desencadenó la guerra entre ambos pueblos.

En 1788 llegó la primera remesa de convictos a Australia. Gran Bretaña había perdido Estados Unidos como colonia, las cárceles británicas estaban abarrotadas y se necesitaba mucha mano de obra en Australia para poder explotar los recursos del continente. Fue así cómo se impuso que la mayor parte de los primeros colonos británicos fueran convictos. Los convictos purgaban sus penas mediante trabajos físicos, pero las condenas eran menores. Podían viajar con sus familias y luego formar parte de la sociedad. También se engañó a mucha gente corriente describiendo Australia como la tierra de las oportunidades. Tras seis meses en barco sólo encontraban un territorio con un clima muy extremo y difícilmente explotable. La mala noticia era que no tenían dinero para pagarse el pasaje de vuelta, por lo que la mayoría se quedaban.

Construyeron la primera ciudad en Covent Garden, donde está el barrio de The Rocks, y poco a poco fueron extendiéndose hacia el interior. Echaron a los aborígenes de sus tierras y los diezmaron mediante enfermedades y genocidios. Para no alargarme mucho más, si quereis conocer más sobre historia australiana pichad aqui , aquí y aquí.

Después de visitar el museo, estuvimos dando un paseo por el barrio de The Rocks, viendo las artesanías del mercadillo y riéndonos de los borrachos australianos congregados en los pubs del barrio.

Al día siguente nos fuimos a hacer un tour gratuito  con Justine. Justine era una guía excelente, de 28 años y australiana de pura cepa. Nos hizo recorrer los barrios más céntricos de Sydney, como le Central Bussines Distric (CBD) y the Circular Quay, donde se encuentra la ópera de Sydney. Nos contó mucha curiosidades.

Una de ellas es que Sydney y Melbourne se desarrollaron realmente durante la época de la fiebre del oro, allá por 1850. Había mucha competencia entre las dos ciudades; En 1908 Australia se independizó de Gran Bretaña, por lo que había que elegir una capital. Melbourne y Sydney aspiraban al título de capital del país, pero se decidió que ni la una ni la otra serían la capital. Y fue así cómo se construyó Canberra desde cero. La nueva ciudad estaría a mitad de camino entre Sydney y Melbourne y el significado de su nombre sería “lugar de reunión”.

Otra de las curiosidades está relacionada con la reina Isabel de Inglaterra. Allá por el año 1985 la reina de Inglaterrá envió una carta al alcalde de Sydney. Con dicha carta había instrucciones que decían que la carta no podría abrirse hasta cien años después. Esta carta está expuesta en un centro comercial del centro de Sydney a la vista de todo el mundo. Nadie conoce su contenido y yo probablemente no llegaré a los 103 años que me hacen falta para desentrañar el misterio. ¿¡!Os imaginais que la reina haya puesto Fuck you people from Sydney?!?! Eso sería humor inglés 🙂

 

Justine también nos enseñó un sitio secreto, una calle fuera de la vista de todo el público. En esta calle se ha colgado una jaula por cada especie de pájaro que habitaba en la zona de Sydney antes de que los europeos se asentaran y acabaran con ellos.

Otro de los barrios a visitar en Sydney es Chinatown. Se puede encontrar comida asiática buena y barata y conocer a los últimos grupos de moda en Seul. También puedes trastear por las tiendas del barrio y encontrar gadgets que en tu vida habrías imaginado.

Llegados a este punto, Fred tomó su avión rumbo a Perth y yo me quedé solita en la gran capital. Fred había encontrado un trabajo en Perth como instructor de kitesurf. Yo, sin embargo, quería seguir visitando un poco más la costa este, ya que era una oportunidad única. La idea es que yo me quedaría unos doce días más en este lado del continente para poder visitar Melbourne, Adelaida, los Grampians y la Great Ocean Road y luego me reuniría con Fred y sus amigos para pasar los últimos quince días en la costa oeste.

Se me hizo muy raro despedir a Fred, porque después de viajar juntos día y noche durante cinco meses era extraño encontrarme sola. Como sarna con gusto no pica, me tuve que adaptar rápidamente a la situación y para compensar me di un capricho. Visité por dentro la ópera de Sydney. La ópera se puede ver por dentro sólo de dos formas:comprando una entrada para un espectáculo o pagando un tour. Como mi bolsillo no estaba para muchos sobresaltos, escogí la opción más barata. Un tour de una hora por 35AUD (24.85EUR).

Hice el tour en francés, porque era uno de los idiomas que ofrecían y me pareció que me iba a enterar más del tema que en inglés. El guía era un señor francés de mediana edad un tanto despistado y que tenía aires de Mr. Bean. Estaba lleno de tics, nada funcionaba a la primera y a mí me estaba poniendo de los nervios. Un personaje en toda regla 🙂

El guía nos contó que hubo un total de 203 proyectos para la Opera House, pero que casi todos eran parecidos y que la mayoría de los edificios eran rectangulares. Se revisó el proyecto ganador casi de casualidad, porque la entrega se había hecho tarde, pero en cuanto los jueces vieron el diseño se quedaron completamente prendados. El danés Jorn Utwon supo sacarle partido al entorno donde se construiría la ópera e integró el edificio con la bahía y el puente de Sydney. Además el diseño tenían guiños a otras culturas, como por ejemplo la Maya, ya que las escaleras eran idénticas a las de sus templos.

El proyecto ganador se eligió por la estética, pero técnicamente no se sabía aún cómo llevarlo a cabo. La Opera House de Sydney iba a ser un desafío tecnológico. El motivo de no desechar un diseño inviable para la época fue porque el gobierno socialista, que suponía que iba a perder las elecciones, quería dejar su propia marca indeleble en la ciudad. Si perdían, el gobierno de derechas heredaría el proyecto y muy probablemente lo pararía, siendo esta una medida muy impopular. Al final, los electores quisieron que el gobierno socialista ganara las elecciones con un margen pequeñísimo, así que el proyecto tuvo que continuar.

Las obras empezaron y 1600 obreros trabajaron durante cuatro años, el podio estaba contruido, pero el tiempo avanzaba y el problema de las cúpulas no estaba resuelto todavía. No sabían cómo hacer para que las cúpulas se alzaran en el aire de una forma limpia, sin necesidad de elementos transversales que afearan el diseño.Fue eUtzon quien encontró la solución la problema. En vez de hacer placas enteras, construiría elementos infinitesimales y los ensamblaría (problema de las esferas).

Otro de los desafíos fue imaginar cómo se iban a revestir dichos arcos. Utzon se dio cuenta de que los azulejos era un tipo de material que no se ensuciaba mucho y que mantenía la apariencia a lo largo del tiempo. Este detalle fue todo un acierto, porque la ópera sólo se ha limpiado dos veces desde su inaguración en 1973. Sin embargo, hay que tener en cuenta que una de las veces se tuvo que limpiar porque unos activistas contra la guerra de Irak hicieron un graffiti gigante rojo que decía No War.

El proyecto tenía cuatro años de retraso y otra vez hubo elecciones. Esta vez ganó el gobierno de derechas y decidió que había que controlar el proyecto de la ópera. Retomaron planos y presupuestos y decidieron destituir a Utzon como arquitecto para darle el proyecto a tres arquitectos australianos. Utzon se fue a Dinamarca y nunca más volvió a Australia. No vio la ópera terminada y en el discurso de inaguración la reina de Inglaterra ni si quiera mencionó su nombre. El mayor reconocimiento que consiguió Utzon fue que la Ópera se inscribiera como patrimonio de la Unesco.

Las obras siguieron y acabaron en 1973. Hicieron falta catorce años y 104 millones de AUD. El presupuesto económico se sobrepasó catorce veces y la estimación de tiempo sobrepasó en diez años.Si esto no fuera poco, en la época en la que se acabó la ópera ya no estaba de moda y había caído en desuso. Hubo que repensar el edificio y la sala que íba a ser para la ópera se convirtió en sala para la música sinfónica. También había que tener en cuenta que había que amortizar los gastos de construcción y mantenimiento de la ópera, unos cuarenta millones de AUD al año, por lo que se decidió hacer otra sala pequeña para espectáculos ·”baratos”. Hubo que remodelar la caja de un ascensor gigante para convertirlo en la tercera sala. El edificio, al ser patrimonio de la Unesco, sólo se puede remodelar bajo ciertas condiciones y tiene que ser el arquitecto del diseño quien lo haga.Ironías del destino, ¿no? Utzon utilizó a su hijo como intermediario para las remodelaciones.

Una de las anecdótas que nos contó el guía estaba relacionada con Luciano Pavarotti. La Opera House había organizado una fiesta en honor a Pavarotti y este, nada más abrir la puerta donde se organizaba la recepción, dijo que él ahí no entraba ni por todo el oro del mundo. Los australianos, extrañados, le preguntaron que por qué y Pavarotti dijo que estar en una sala con cosas violetas traía mala suerte. Es tradición en el gremio de artistas italianos sentir repulsa hacia este color, ya que es el mismo que se utiliza en el terciopelo que sirve para forrar los ataúdes. Hubo que cambiar de sala rápidamente y al menos esta tenia la moqueta roja.

Por cierto, no he hablado del hostal donde nos quedamos, Asylum en King Cross. Un sito poco recomendable y con un ambiente raro raro….

No me extenderé mucho más sobre otras cosas que visitamos, como el jardín botánico, el museo de arte moderno u otros barrios de Sydney. Simplemente pondré algunas fotos más:

Arthur Pass : fin de la boucle

Pour notre dernier jour en Nouvelle-Zélande, nous décidons de visiter la zone d’Arthur Pass, au centre de l’île, ce qui nous permet également de fermer notre boucle.

La particularité de cet endroit, c’est que pour une fois, la route ne suis pas le relief : le gouvernement a investi dans un immense viaduc.

Nous y arrivons la veille et dormons dans un camping gratuit du DOC, où nous rencontrons un oiseau « sympathique » : le kéa. Nous voyons de toutes parts de affiches disant : « Ne nourrissez pas les kéas, la nourriture des humain les rendent malade ». La vérité, c’est que personne ne les nourrit, mais qu’ils se servent tous seuls. Ils n’ont pas du tout peur des humains et peuvent venir prendre le jambon de votre sandwich alors que vous l’avez dans la main. Pour notre part, cet oiseau nous mangera un morceau de savon et un peu du plastique de notre douche solaire. Pas surprenant que « la nourriture des humain les rendent malade ».

Pour notre dernier jour, nous visitons les cascades de Devils Punchbowl. La promenade est très facile, la cascade jolie, mais ne présente pas un énorme intérêt.

Nous nous douchons avec ce qu’il nous reste de douche solaire et reprenons la route en direction de Christchurch. En rangeant mon matériel de kitesurf afin dans sa housse, je croise un randonneur qui marche depuis 5j et qui m’explique que sur le chemin vers Christchurch se trouve un lac à thermique (http://fr.wikipedia.org/wiki/Régime_de_brise) idéal pour le kitesurf. Lorsque le temps est dégagé, en début d’après-midi la chaleur crée un vent qui dure jusqu’au soir. Un peu à la manière du Monteynard. Nous n’aurons pas le temps de nous arrêter, mais effectivement lors de notre passage le vent commençait timidement à se lever sur les nombreux lacs des plateaux qui suivent l’Arthur Pass.

Nous arrivons à Christchurch un peu en retard, à 16h30 au lieu de 16h, mais l’agence de location ne nous pose pas de problème.

Notre avion décolle à 5h du matin le lendemain, nous décidons donc de passer l’après-midi dans le Hagley South Park, pour ensuite prendre le bus et passer la nuit dans l’aéroport.

Apparemment, nous ne somme pas les premiers à avoir eu l’idée : peu après s’être installé, un agent nous invite à nous installer au fond de l’aéroport, dans une sorte de zone réservée à ceux qui passent la nuit à l’aéroport. Dans cette zone se trouve un panneau disant : « L’aéroport n’est pas un hôtel, merci de respecter les règles suivantes : » suivi d’une vingtaine de règles plus stupides les unes que les autres, du genre :

  • Interdiction de monter une tente
  • Interdit de laver et faire sécher ses vêtements
  • Interdit d’utiliser une gazinière

Ainsi que des règles plus contraignantes : « Interdiction d’utiliser plusieurs sièges », « Interdiction de s’allonger sur le sol », ce qui en théorie empêche tout type de sommeil. Cependant, il y avait une certaine tolérance sur ces deux règles. Ça doit être une excuse pour pouvoir virer n’importe qui, et une excuse pour réveiller avec insistance tout le monde à 4h du matin. Au moins ça permet de ne pas rater son vol.

Cependant deux règles ont été omises sur la liste : « Interdit aux peignoirs » et « Interdit aux pantoufles ». Du coup nous voyons un français se balader en robe de chambre et pantoufles, sa brosse à dent à la main.

Nous dormons comme nous pouvons et prenons notre vol en direction du continent Australien.

 

A l’Ouest, rien de nouveau

La côte Ouest possède, entre Westport et Hokitika, un route (scénique bien sûr) aux panoramas impressionnants : des plages parsemé de rochers sortis de nul part contre lesquels se rompent les vagues, générant dans l’atmosphère une brume d’écume blanche.

Sur cette même route, nous croisons une curiosité typiquement néo-zélandaise : un pont d’une voie à double sens sur lequel passe aussi une voie ferrée : 4 voies en une.

A Punakaiki se trouve des formations rocheuses remarquables, surnommées « Pancake Rocks ». Il y a plusieurs théories expliquant ces formation de tours à partir de couches de pierres calcaires : érosion, tectonique des plaques ayant causé un pli des fonds marins, sédimentation. Ça doit être un peu des trois.

En tout cas c’est impressionnant de voir des « piscine » dans lesquels s’engouffre violemment la houle avant d’éclater sur les roches.

Nous visitons ensuite un village recommandé par le Lonely Planet : Hokitika. Le guide le décrit comme une sorte de mini far-west. C’est effectivement à l’Ouest, mais cette ville restera surtout pour nous une grosse plaisanterie : mise à part visiter un des ateliers de Jade, il n’y a rien à faire. Heureusement que lorsque nous y somme allés il y avait un concours sur la plage : il s’agit de construire le plus joli abri à pingouin  qui viennent pondre chaque année sur cette plage, à l’aide de bois flotté, de pierres et de coquillages.

Le soir au camping nous rencontrons un français qui visite la Nouvelle-Zélande depuis 9 mois. Il répond aux nombreuses questions que nous nous posions sur la vie en Nouvelle-Zélande. Nous savons enfin pourquoi les Maori sont deux fois plus lourds (soit en graisse pour les citadins, soit en muscle pour ceux qui vivent à la campagne) que les autres Néo-Zélandais : ce n’est pas qu’ils mangent tous les jours au Burger King, c’est juste qu’ils mangent deux ou trois fois plus que les autres. Il nous raconte avoir assisté à une fête Maori et que c’était vraiment un abus de nourriture. Venant d’un français, ça veut tout dire.
Il nous confirme aussi ce que nous présentions : ce pays est autosuffisant, et c’est pour ça qu’il est si riche.
Et il nous explique enfin pourquoi les supermarchés ne vendent que de la nourriture industrielle : dans les campagnes, les gens s’alimentent de leur production agricole et ne mettent les pieds dans les supermarchés que pour acheter du papier toilette.
Pour finir, nous savons enfin pourquoi la tête de la reine d’Angleterre se trouve sur les pièces de monnaie, qui est par ailleurs la souveraine de la Nouvelle-Zélande : ce pays a quitté le statu de colonie sans aucune guerre. Il y a donc très peu de rancune envers la couronne. Et bien sûr, ils appartiennent au Commonwealth.

Nous décidons de finir notre dernier jour en Nouvelle-Zélande en nous arrêtant à l’Arthur Pass sur le chemin du retour.

Ven a Australia, el país donde puedes morir accidentalmente

En este post voy a intentar describir algunos aspectos prácticos sobre Australia y dar consejos para otros viajeros.

Animales peligrosos

Empezaré mi post con este vídeo, para dar la bienvenida a esta entrada 🙂

Los australianos están muy orgullosos de tener en su país seis de las diez serpientes más mortíferas del mundo, pero no sólo de serpientes está lleno el país. También hay arañas, cocodrilos, tiburones, medusas, peces piedra, pulpos, etc…

No tuvimos el placer de encontrarnos ninguno de estos animales en libertad, pero alguno pudimos ver en el acuario de Perth. Sin embargo, paseando por campo y saliendo del camino trazado se puede escuchar cómo las serpientes reptan por la zona y encontrar más de un nido de serpiente. También fue en Australia donde vi la araña más grande de mi vida, aunque esas no son las peligrosas.

Tuvimos un pequeño susto en una playa del oeste australia durante un atardecer. Vimos tres aletas merodeando por el agua muy cerca de la orilla y no sabíamos si eran aletas de tiburón o de elfines. Ahora soy una experta en distinguir estos dos animales:

  • Las aletas de tiburón son más rectas que las aletas de delfín.

  • Los delfines suelen tener cicatrices en las aletas.

  • Los tiburones nunca nadan en grupo.

  • Los delfines nadan trazando arcos y los tiburanes nadan en línea recta

Itinerario

Para visitar con calma lo principal continente australiano se necesita como mínimo tres meses. Australia es más grande que Europa y por lo tanto se necesita bastante tiempo.

Imagen tomada de http://mypostalcards.files.wordpress.com/2012/09/australia-and-europe-size-comparison.jpg

Imagen tomada de http://mypostalcards.files.wordpress.com/2012/09/australia-and-europe-size-comparison.jpg

En nuestro caso, nuestra visita duró un mes. Sólo visitamos una parte de la costa este, entre Sydney y Adelaide. Luego volamos hacia la costa oeste y visitamos el norte y sur de Perth.

Visados

Para viajar a Australia es necesario un visado. Para países europeos se puede conseguir mediante la web del ministerio de inmigración australiano. Echa un vistazo aquí.

A nosotros sólo nos tardaron un par de días los visados de turista y de working-holiday.

El tiempo

El tiempo en Australia es bastante inclemente. En verano hace muchísimo calor y aunque se supone que “el desierto” sólo está en la zona central del país, el sur y oeste de Australia son bastante áridos, alcanzando temperaturas bastante elevadas durante el día y frescas por la noche.

Sydney goza de un clima oceánico al igual que Melbourne. Sin embargo, en Sydney llueve bastante menos que en Melbourne. En Perth el clima es mediterráneo, con temperaturas agradables durante todo el año. El clima de Brisbane y Cairns es subtropical, por lo que en la época de lluvia hay inundaciones. El centro de Australia es completamente desértico.

Alojamiento

El alojamiento en Australia es caro, tanto hostales como alquileres de apartamentos.

Para los hostales hay que contar con unos 30AUD (21.30EUR) por noche y por persona en habitación compartida de dudosa higiene. En general los hostales en Australia no son de muy buena calidad, pero alguna excepción hay. La ventaja de los hostales es que probablemente podrás organizar con ellos cualquier tipo de actividad, porque la mayoría tienen agencia.

En cuanto al alquiler de un apartamento, solo puedo hablar de la zona de Perth, donde nos han dado información de primera mano. Alquilar en esa ciudad un apartamento cuesta unos 2000AUD (1,420.00EUR) por mes. En Perth también se puede alquilar una casa, que el tipo de vivienda más común en esa zona.

Transporte

En Australia la conducción es por la izquierda, como en casi todos los países que son ex-colonia británica.

Las distancias en Australia son muy grandes y hay veces que mirando en el mapa no nos damos cuenta de ello. Por ejemplo, entre Sydney y Melbourne hay 1000 kilómetros y en coche se tardan unas diez horas. Es aconsejable echar un vistazo a los vuelos, ya que el precio puede ser similar al que nos costaría viajar en coche y es mucho más rápido. Tanto las compañías tradicionales como las low costs tienen precios bastante competitivos.

En ciertas zonas de Australia hay que tomar precauciones adicionales porque los servicios de aprovisionamiento están muy distanciados. Si se desea viajar al outback, la zona central de Australia, hay que llevar un neumático de repuesto; Puede ser muy útil a la hora de un rescate: solo habría que prenderle fuego para hacer visible nuestra posición. También se aconseja llevar suficiente agua, mantas y comida. En caso de avería del coche, lo mejor es esperar al lado del mismo y no aventurarse en el desierto en busca de ayuda.

En cuanto al alquiler de coche, lo más conveniente es tomar un seguro a todo riesgo. El motivo es que hay bastante accidentes por culpa de canguros que cruzan la carretera. Un choque con un canguro puede dejar el coche en siniestro total. De hecho, hay muchos coche y autobuses que tienen un parachoque especial anti-canguros. Yo he vivido la experiencia en un autobús entre Sydney y Melbourne, donde el chofer tuvo que dar un frenazo por culpa de un canguro bastante grande.

El transporte público en las ciudades suele ser caro, pero la buena noticia es que algunas ciudades están dotadas de algunas líneas gratuitas, normalmente cubriendo las zonas más turísticas. En Sydney el autobús gratuito es el 555. En Melbourne la línea de bus circular exclusiva para turistas y la línea de tranvía 35 son gratuitas. En Adelaide la ciudad se puede recorrer a pie sin problemas. En Perth todos los autobuses son gratuitos.

Si se quiere utilizar otras líneas de autobús hay que tener una tarjeta, que se puede comprar en cualquier 7-11. En Melbourne la tarjeta se paga por día y se puede hacer tantos trayectos como se quieran.

Comida

La forma de comer australiana se parece bastante a la forma de comer que podríamos encontrar en Estados Unidos o Inglaterra. Los australianos no preparan platos muy elaborados, les gusta bastante los sandwichs y en cada esquina de cada ciudad y pueblo hay locales de comida rápida. Sin embargo, hay especialidades culinarias que sólo encontrarás en Australia, como el canguro. También les gusta comer la carne de cocodrilo.

Hablando de comida basura, hay un par de curiosidades en Australia. Los McDonalds no se llaman McDonals, sino Maccas y los Burguer King no se llaman Burguer King, sino Hungry Jacks. El motivo por el que este último se llama así no lo tengo claro del todo, pero he escuchado dos teorías:

  • La primera dice que el nombre de Burguer King ya estaba registrado, así que eligieron Hungry Jacks al azar

  • La segunda teoría dice que en Australia está prohibido utilizar nombres comerciales con términos relacionados con la corona

En cualquier caso, en Hungry Jacks es donde se encuentra la comida más barata, el combo Wooper cuesta 5AUD (3.55EUR). También se puede optar por ir al barrio chino y comer comida asiática, que suele ser económica.

La excepción a la comida basura es la ciudad de Melbourne, la capital de los “foodies” o más comúnmente conocidos como gourmets. En Melbourne hay una verdadera cultura del buen comer y hay restaurantes de todo tipo y para todos los gustos y bolsillos. Los miércoles por la noche, el mercado Queen Victoria transforma sus puestos en restaurantes itinerantes. En este mercado puedes deleitar tu paladar con sabrosos platos indios, españoles, italianos, griegos, mexicanos, etc, etc y dejar que una ópera en vivo y en directo cautive tus oídos. También puedes pasar el día en la playa de San Kilda y disfrutar a la vuelta de unos deliciosos macarons confecionados artesanalmente en las pastelerías de este barrio.

En Australia experimentamos por primera vez los “food-court” o “patios-de-comida”, donde hay una zona en común para disfrutar tu comida, pero puedes tomar tu almuerzo de cualquier restaurante. La ventaja de este sistema es que puedes quedar con todos tus amigos para comer juntos y cada uno puede elegir lo que le apetezca: unos comerán sushis, otros mexicano, otros tailandés, otros hamburguesas,…¡Así todo el mundo está contento!

Trabajo

Existe la opción de la visa working-holiday (trabajo-turismo), que permite trabajar siendo un turista. Este tipo de visado es conveniente si tienes menos de treinta años y quieres pasar bastante tiempo visitando Australia sin que te cueste mucho dinero. Sin embargo, esta visa sólo es aplicable para cierto tipo de países. Por ejemplo, los nacionalizados españoles no pueden solicitar ese visado, pero los franceses sí.

Otra opción para poder trabajar es ser estudiante. Echa un vistazo a las condiciones aquí.

Para trabajo permanente, todos hemos oído en alguna ocasión que en Australia hay muchas oportunidades de trabajo y que es fácil conseguir un visado. Esto es una verdad a medias, todo depende de hacer la solicitud en el momento adecuado en la provincia adecuada. Australia es como cualquier otro país y hay que informarse sobre la demanda de profesionales antes de aventurarse a ir. La buena noticias es que el australiano medio no está muy cualificado y por eso hay bastante demanda de ingenieros y otros profesionales con titulación superior.

En Australia, en general, en la provincia de Western Australia (Perth) los sueldos son más elevados, pero el costo de la vida también es más alto.

Gente

En Australia hay tres grupos étnicos: los blancos, los asiáticos y los aborígenes.

Los blancos son los descendientes europeos de los colonizadores ingleses, holandeses, franceses, etc. Los asiáticos se concentran en las grandes ciudades, sobre todo en Sydney. Los aborígenes son los pobladores originales de Australia.

En este apartado quiero hacer mención especial a los aborígenes. Nos sorprendió mucho ver la diferencia de integración entre los aborígenes neozelandeses y los australianos. Los maoríes están muy integrados en la sociedad neozelandesa, aún siendo minoría, pero los aborígenes australianos están completamente excluídos. Muchos tienen problemas de alcoholismo y drogadicción y están en el escalafón más bajo de la sociedad australiana con respecto a poder adquisitivo, educación, etc.

Durante la época colonial y después de que Australia dejara de ser colonia inglesa, se hicieron verdaderos genocidios y atrocidades como separar hijos de sus padres.

Nunca hagas una foto a un aborigen o a el arte creado por un aborigen, ya que son muy supersticiosos y piensan que les estás robando su alma.

Comunicaciones

No hay ninguna reseña importante en este apartado, si no que en la mayoría de hostales internet es de pago. Evita pagar utilizando el wifi gratuito que se ofrece en la mayoría de los sitios públicos como bibliotecas o centros de turismo.

Deporte

El deporte rey es el surf. En Australia se puede practicar surf casi en cada rincón, en playas completamente desiertas y vírgenes. Hay que evitar surfear a las horas críticas de ataques de tiburones, es decir, durante el amanecer y el atardecer.

Las marcas surferas más conocidas, como Billabong o Rip Curl, nacieron en Australia. Empezaron como pequeñas empresas locales, donde se intentaba mejorar la calidad de las tablas recibidas desde Hawai. Poco a poco consiguieron tablas de buena calidad y adpatadas al tipo de olas en Australia, diferentes de las de Hawai. Se forjaron muy buena reputación entre los locales, pero poco a poco la noticia se fue extendiendo y cada vez recibían más encargos del exterior. Es así cómo pasaron de un pequeño negocio local a una multinacional.

También se pueden practicar otros deporte acuáticos, como el snorkeling o el standup paddle.

Las caminatas por bosques y parques nacionales son otra opción, pero recuerda llevar botas y pantalones largos por las serpientes. En los parques nacionales los senderos están bien balizados y se aconseja no salir de ellos.

 

Sur les traces d’Abel Tasman

Nous laissons derrière nous la province de Marlborough et nous dirigeons vers la région de Nelson, au Nord-Ouest de l’île du Sud. C’est la région du fameux parc national Abel Tasman, qui s’étend sur 23 000 hectares. Idéal pour la rando, le kayak ou la voile.

Pour parcourir le parc à pieds, il faut plusieurs jours. D’où la problématique du bivouac. Il est possible de réserver une place en refuge, ce n’est d’ailleurs pas très cher, mais le problème c’est que tous les refuges sont réservés longtemps en avance. Le bivouac en tente est plus facile, mais… nous n’avons pas de tente, et la location n’est pas aussi facile qu’en Patagonie.

Nous choisissons du coup un autre moyen de locomotion: le kayak de mer. Nous nous rendons dans la société que nous croyions être la moins chère: The Sea Kayak Company, à Motueka. La location à la journée (qui est en fait une petite journée de 5h) coûte coûte 70 NZD (41.79EUR) par personne… auquel il faut ajouter 5 NZD (2.99EUR) de location de bidon étanche, ce qui ramène le prix total au prix des autres sociétés (qui incluent toute la location du bidon étanche dans le prix). A ce prix-là nous avons droit à un briefing de sécurité sérieux (remonter dans le kayak suite à un désalage, vérifier si nous savions ramer, tourner, reculer, remonter/baisser la dérive, …), le transport de Motueka à Marahau, des douches chaude et le wifi à la base au retour.

Pour ceux qui n’ont aucune expérience en kayak, il est possible de faire une sortie guidée pour un peu plus du double de prix.

Nous faisons la réservation la veille pour le lendemain, et le chef de la base nous conseille un camping d’un excellent rapport qualité-prix: le camping McKee, au bord de l’océan, pour 6 NZD (3.58EUR) par personne.

Le matin de notre sortie, c’est marée basse. Hors toutes les société de kayak partent de Marahau, qui se trouve être une plage très plate ayant l’estran le plus long de Nouvelle-Zélande. Ce n’est pas le plus pratique niveau logistique: après avoir amené les kayaks en mini-van depuis la base jusqu’à la calle de mise à l’eau, il faut ensuite les faire remorquer sur la plage par des tracteurs sur 1km avant de pouvoir enfin les mettre à l’eau. Nous comprenons pourquoi la location de kayak est si chère.

Grâce à mon sens marin, nous avons le vent dans le dos à l’aller, comme au retour: le matin nous avons du vent météo de Sud-Ouest, 4-5 beaufort, et l’après-midi du vent thermique de Nord, qui souffle habituellement à 4 beaufort , mais ce jour là, comme il doit affronter le vent météo, il ne souffle qu’à 1-2 beaufort.

Notre kayak de location est un vrai kayak de mer, rien à voir avec le kayak gonflable que nous avons à la maison: compartiment semi-étanche, dérive amovible, et surtout une vrai forme de kayak. Avec le vent dans le dos, nous faisons du 4,2 noeuds de moyenne, le double de ce que nous aurions fait avec le gonflable.

Le paysage est magnifique: plages de sable jaune surmontée de forêt semi-tropicale au bord d’une eau turquoise. Nous croisons quelques otaries qui chassent, mais restent totalement indifférentes aux touristes en kayak. Nous pic-niquons sur l’île Adele avant de rentrer par en passant par la seconde île et en nous arrêtant à toutes les plages pour nous baigner.

 

Nous rentrons à 16h00 au moment de la marée haute. Il faut faire un kilomètre de plus mais cette fois-çi, pas besoin de tracteur.

Traces GPS de la sortie:

Nous nous rendons ensuite à Karamea, sur la côte Ouest, à 320km du Parc national Abel Tasman. C’est le village le plus au Nord de l’île du Sud, à peine quelques centaines d’habitants (et en diminution), pratiquement inconnu. Le Lonely Planet ne lui dédie qu’un paragraphe. C’est pourtant de loin l’endroit le plus joli que nous avons vu lors de notre voyage en Nouvelle-Zélande.

 

Pour s’y rendre, nous devons passer par Westport, qui ne présente pas vraiment d’intérêt, mise à part qu’à 10km de la ville, nous trouvons un excellent sport de kitesurf, le vent y est fort et bien orienté side-shore (parallèle à la plage, ce qui permet de faire des aller-retours entre le large et le bord en surfant les vagues sur le retour), et il y a de joli vagues. Seul problème: l’eau est froide, pas plus de 17 degrés, un peu limite pour le shorty.

A noter qu’avec du vent de Sud-Ouest, on peut se faire un super downwind (aller d’un point A a un point B dos au vent sans revenir) dans les vagues de 65km entre Westport et Karamea. Etant le seul conducteur autorisé, ça ne sera pas possible, mais je le conseille à tout kitesurfeur expérimenté, en respectant les règles usuelles de sécurité (la côte est totalement sauvage, il faut donc assurer sa sécurité soi-même).

Nous arrivons au camping DOC de Karamea en fin d’après-midi, juste à l’heure des moustiques. Nous payons notre nuit de camping (12 NZD (7.16EUR) dans une enveloppe, que l’on insère dans une urne), et allons faire un tour à la plage pour éviter les moustiques: c’est très sauvage avec un énorme shore-break qui éclate sur les rochers près de l’embouchure d’une rivière, sous les yeux indifférent des oiseaux marins.

Malgré les moustiques, ça valait le coup de dormir ici.

Le lendemain, nous faisons la première partie du Heaphy Track. La rando totale fait 80km aller-simple et nécessite entre 4 et 6 jours. Il y a 7 abris et 9 campings, mais il faut réserver longtemps en avance, et acheter un laisser-passer. Un peu compliqué, et la partie la plus intéressante est le début, qui s’effectue dans la forêt tropicale qui jouxte l’océan et ses nombreuses plages. La rando complète fini dans le bush, que l’on trouve partout ailleurs en Nouvelle-Zélande.

Nous faisons donc seulement les 9 premier km aller (et les 9km retour) dans la journée. Il faut tenir compte des horaires de marée: une partie de la rando se fait sur un plage qui est submergée à marée haute. La météo aussi joue un rôle prépondérant: en cas de forte pluie, les glissements de terrain en sont pas à exclure.

Les horaires de marée nous permettent de commencer la rando tôt, ce qui nous évite la chaleur humide de l’après-midi. Nous n’oublions pas de nous couvrir de répulsif anti-moustique.

La rando est magnifique, peut-être la plus jolie que nous ayons faite, et nous nous sentons seuls au monde: nous croisons seulement deux autres randonneurs qui font la rando complète, les sac-à-dos bien chargés.

Nous mangeons assis sur un tronc au bord d’une plage déserte, où nous entendons seulement le bruit des vagues et des oiseaux.

Traces GPS de la rando:

Le jour suivant, nous nous rendons à l’attraction touristique de Karamea: l’Oparara Basin. L’accès se fait par une piste en graviers de 12km, “formellement interdite aux camping cars”. Ils n’exagèrent pas: ça passe à peine en mini-van (d’ailleurs nous ne croisons que des voitures) et c’est sûr que ça en passe pas en camping-car. Nous mettons 1h et 3 litres d’essence pour faire les 12km. Nous aurions mieux fait d’y aller en VTT… si seulement nous avions des vélos. Pour ceux qui connaissent, c’est comme la piste de Beauduc, mais en plus étroit et en pente.

L’Oparara Basin est un ensemble d’arches calcaires, qui enjambent le cours de la rivière Oparara. Chaque arche a un nom tiré du Seigneur des Anneaux. Nous visitons en premier celui de Moria. L’eau de la rivière est riche en fer, et à la même couleur que le thé. Ca ne donne pas vraiment envie de se baigner. L’arche est impressionnant dans la mesure où il est si large qu’on se demande comment il ne s’est pas déjà écroulé. C’est à voir si vous aimez conduire sur piste, mais ça ne vaut pas le Heaphy Track.

Après l’arche, nous faisons une mini-rando dans la forêt alentours. La végétation est aussi dense et vierge que dans le Heaphy Track, mais différente. La taille standard d’un arbre ici, c’est 30 mètres. La forêt vaut limite plus le coup que les arches.

Notre conclusion, mais nous le savions déjà, c’est qu’il en faut décidément pas se fier aux guides de voyage (en particulier le Lonely Planet), car si nous n’avions pas été chercher l’information sur les forums, nous n’aurions certainement pas fait le détour par Karamea.

Kaikoura et Marlborough, de la pluie et des fjords

En allant au nord de Chistchurch, nous pensions fuir le mauvais temps, mais la pluie nous a rattrapé: 24h d’averses en continu à Kaikoura. Du coup nous oublions les activités de plein air pour aller au musée de la Maison Fyffe  où nous apprenons tout sur la chasse à la baleine, et sur l’histoire de ce morceau de côte.

La maison Fyffe a été construite en 1842, en plein boom de l’industrie baleinière. Elle est bâtie en bois sur des os de baleine: isolants et pas cher (pour des chasseurs de baleine). Trois familles ont logé successivement dans cette maison.

En Nouvelle-Zélande les baleines étaient chassés avec des barques depuis la côte: beaucoup moins cher que d’armer un bateau baleinier. Il fallait donc ramer des heures vers la haute mer, s’approcher dangereusement de sa cible, harponner la baleine au niveau des poumons, se laisser traîner par cette dernière jusqu’à son épuisement, puis la remorquer à 3 ou 4 barques jusqu’à la côte où elle était dépecée sur une des nombreuses pierres plates. C’est du sport, mais ça fait un paquet de viande et de graisse.

Profitant d’une brève éclaircie, nous faisons le tour de la péninsule de Kaikoura. Très esthétique avec ses champs de blé jaune entouré d’un côté de la mer et de l’autre des montagnes enneigées. Nous y croisons des centaines d’oiseaux ainsi que quelques mammifères (rares en NZ ou les marsupiaux sont la norme).

Kaikoura est connue internationalement pour ses baleines, mais également pour ses otaries. Ici c’est l’espèce “Fur seal”, Otarie à fourrure. Bonne idée la fourrure vu le froid qu’il fait. Contrairement à Puerto Madryn, ici pas besoin de faire 20min en bateau pour les voir: elles se prélassent sur le parking, reprenant des forces après 3 ou 4 jours de chasse.

La Nouvelle-Zélande: 4 millions de personnes et 80 millions de moutons. Nous en pouvions pas passer à côté du Sheep Shreading Show (Spectacle de tonte de mouton). Ca tombe bien, à Kaikoura, il y a The Point, un Bed&Breakfast qui fait aussi un spectacle quotidien de tonte.

Pete, le propriétaire, nous explique que pour gagner sa vie en vivant de la laine, il faut en posséder beaucoup. En effet, la tonte ne se fait que deux fois par an, et la vente de laine rapporte environ 18 NZD (10.75EUR) par tonte et par animal. Du coup la plupart des éleveurs, hormis ceux qui arrondissent leurs fins de mois avec un spectacle ou un Bed&Breakfast, vendent aussi des moutons pour leur viande. Il nous explique aussi les concours de tonte: les meilleurs mettent moins d’une minute par mouton.

Nous avons aussi droit à l’explication sur les différents types de laine, nous pouvons donner le biberon aux agneaux, et voir la vedette du cheptel: un bélier aux cornes impressionnantes.

Mais finalement les animaux qui nous plaisent le plus sont les chiens: impressionnants d’agilité et d’obéissance. Ils sont capables de suivre des ordres complexes et surtout réagissent au quart de tour. Il faut plus de 2 ans pour élever des chiens de berger, et lorsqu’ils se vendent, ils se vendent à prix d’or.

Nous quittons Kaikoura pour la province voisine de Marlborough. Au passage, nous campons une nuit dans la “Monkey Bay” (Baie des Singes), où on trouve d’ailleurs un vin d’un rapport qualité-prix correct (pour la Nouvelle-Zélande). Nous faisons une petite ballade dans le coin avant de partir pour Picton.

Sur place, nous nous renseignons à l’i-Site pour avoir quelques conseils sur le Queen Charlotte Track, une rando entre les fjords (appelé ici “Sounds”) du même nom. Nous obtenons une carte et nous décidons de faire la partie gratuite entre Anakiwa et Te Mahia Saddle. 11km aller et 11km retour en laissant le van garé sur le parking public de Anakiwa.

La rando est facile et jolie. La majeur partie se fait à l’ombre de la forêt, avec de nombreuses ouvertures qui permettent d’admirer les fjords, dont certaines d’entre elles permettent d’accéder à la plage. C’est l’océan, mais l’eau est parfaitement plate (et un peu froide).

Trace GPS de la sortie:

 

 

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